Hemos tenido siempre una relación bastante fría. Ella ha sido madre soltera. Me ha educado sola. Lo ha hecho lo mejor que ha podido. Hemos discutido lo más grande. Además, era azafata de vuelo y pasaba mucho tiempo fuera de casa.

Desde pequeñita mi madre siempre me ha transmitido miedo. Miedo a su reacción. Miedo a que me regañase por absolutamente todo. Tenía la necesidad de intentar controlarlo todo desde cualquier parte del mundo. Y obviamente, es imposible.

Nunca le ha gustado cómo he vestido, cómo he hablado, qué he estudiado, dónde he trabajado. El color de uñas que llevo, ni mi corte de pelo ni mucho menos los chicos con los que he salido. Nunca es suficiente.

En resumen: Nos hemos llevado mal y no me ha aceptado mucho nunca. Lo que más recuerdo de mi madre desde siempre es recibir reproches, órdenes y broncas. Cariño, poco. Creo que incluso me ha caído mal en algún momento.

Cuando cumplí 22 años, decidimos que la mejor opción para salvar nuestra relación de madre e hija era “independizarnos” la una de la otra. 

Además de la casa en la que vivíamos, ella es propietaria de otro apartamento. Y me mudé yo allí.

Han pasado ocho años y consideramos las dos que ha sido la mejor decisión que pudimos tomar. No obstante, la putada es que mi madre además de mi casera, es mi vecina de arriba.

Estuvo tiempo cuestionando las veces que iba a casa a verla. Las veces que la llamaba por teléfono. Las veces que escuchaba la puerta de mi casa abrirse y cerrarse. Las horas a las que volvía, las veces que sacaba el coche del garaje… Hasta me sigue “castigando”. Ya sea con su silencio cuando se enfada, o quitándome el mando del garaje si considera que no he dejado el coche perfectamente aparcado. Otra cosa no, pero bruta es un rato.

Nos queremos, ¡claro que sí!, pero si ya de por sí las relaciones entre las personas son difíciles, cuando una parte tiene un carácter de mierda, más aún.

Hace tres años se prejubiló. Y es lo peor que pudo hacer. Ya que cada día reclama más atención, cada día es más dependiente, y al tener muchísimo tiempo libre, se dedica a pensar, a quejarse, a estar más insoportable. Tengo mi vida, no puedo estar todo el día pendiente de ella. 

Hace poco tiempo volví a la psicóloga para tratar todo este tema. Me siento juzgada por ella. Siento que no me acepta. Y hace poco en una conversación mi madre me reconoció que ella me empezó a aceptar hace relativamente poco. Lo que me saldría con otra persona sería sacar rabia de dentro y mandarla a la mierda… pero es mi madre y no me veo capaz.

Me estuve liando con un chico un tiempo, y cuando dormía en su casa pensaba “mierda, ¿he dejado las persianas subidas o bajadas?” intentando que mi madre no me pillase durmiendo fuera de casa para que no me hiciese un cuestionario de tercer grado. Hasta he llegado a mandar a alguna amiga que tiene copia de mis llaves, a mi casa para que subiese o bajase las persianas para disimular. 

Con los tatuajes lo mismo. Sé que no le gustan en exceso. Y hasta este último verano, por respeto hacia ella siempre que iba con ella los llevaba tapados, no se veía ninguno. Incluso los últimos que me hice han sido en sitios que se pueden tapar para evitar sus comentarios.

Creo que al verme aun como una “niña” de 30 años, sin pareja estable y sin hijos aún se cree que tiene más derecho a mandarme y a opinar sobre absolutamente todo.

Pero BASTA. Hace un tiempo me planté. Se acabó no decir tacos delante de ella. Basta de no hablar de chicos delante de ella. Basta de taparme los tatuajes por ir con ella. Tengo que respetarla, pero ella también tiene que respetarme a mí. Tiene que aceptar que soy como soy, soy su hija, y es la que le ha tocado.

Yo estoy trabajando en el psicólogo por mejorar la relación con ella. Estoy trabajando mucho para aceptar que cada uno es como es, que ella ya no va a cambiar y que tengo que ser yo la que me proteja de ella cuando le salga la vena venenosa. Tengo que marcar límites y que no me coma el terreno, pero también tengo que vivir mi vida, que para eso es mía.

A ver si voy a ser capaz de manejar un equipo de personas en mi puesto de trabajo, y me hago chiquitita con mi madre. No.

Y lo siguiente que voy a hacer es hacerme un tatuaje en una zona que se vea.

Altea.