Hay una verdad universal que se repite en todo ser humano que no me vais a poder negar: cuanto más viejo, más raro.

Esto vale para hombres y mujeres, de todas las orientaciones sexuales, religiones, ideas políticas… da igual. Una persona humana cuanto más vieja se hace, más rarezas tiene. Y las que ya tenía desde niño, más se acentúan. ¿O no?

Yo esto lo veo claro en mis padres… Porque resulta que en casa de mis padres no puedo dejar el mando de la tele en el sofá, tiene que estar en la mesa; no puedo entrar en casa con las zapatillas puestas, me las tengo que quitar; se lía parda si se ha hecho de noche y no he corrido la cortina… mira que todo esto lo entiendo, porque es su casa, son sus normas pero… ¿que no pueda echarme pimienta a la coliflor de mi plato, porque “de toda vida se come sin marranadas de esas”?; o ¿que tenga que pelar el plátano del otro lado porque “ de esa manera es mucho más fácil”?

El otro día estaba cocinando, en mi casa, y por ahí estaban mis padres que habían venido a verme y ¿sabes qué? ¡¡¡Abrí mal la lata de alubias!!! ¡¡¡¡Y era de las de abre fácil!!!!  A ver, señores padres, las rarezas que os afectan directamente las puedo respetar, en vuestra casa o incluso en la mía, pero déjenme a mí con las mías y mi plátano y mi lata de alubias, que la que lo pela, la abre y se lo come todo soy yo.

Y reconozco que soy la primera que tiene sus rarezas y manías (chicas, todas las tenemos), pero ahí me las gestiono cuando estoy con más gente y disfruto de ellas en privado o con los que ya hay una confianza.

Creo necesario que todo ser humano haga un ejercicio de identificación de sus rarezas y manías y cómo afectan a las personas que están alrededor. Si tenéis pareja o vivís con alguien, hacer el ejercicio juntos para identificar posibles incompatibilidades.

Este ejercicio debería repetirse de forma periódica, porque esto de las rarezas no va a mejor, al contrario, cuanto más viejos, más raros.

De verdad que con mis padres me río mucho con sus manías, incluso de vez en cuando se ríen ellos mismos porque se dan cuenta de hasta qué extremo están llegando y que muchas de sus discusiones no tienen ningún fundamento. Esto lo he compartido con mis amigas y en todas las casas se cuecen habas. 

Así que queridas parejas, ya sabéis cual es vuestro futuro: estar entretenidos discutiendo por cómo se debe pelar la fruta o cuál es la mejor hora para bajar la persiana.

Porque cuanto más viejx, más rarx.

@otto__bo