El mundo de la alimentación está cambiando a pasos agigantados. Cada día se descubren nuevos súper alimento que resulta que han pasado de rivales a aliados . Por eso, no dejo de sorprenderme al descubrir, entre la lista de los alimentos más saludables, alimentos que antes eran malos y ahora no lo son. Miren señores y señoras, pueden irse un ratito a la mierda.

Así que vengo a reinvindicar a aquellos alimentos que a mí me encantan y que he estado media vida evitando. Al menos hasta que vengan otros y los vuelvan a desterrar:

  • El huevo. A día de hoy todavía cuento cuántos huevos como a la semana. Toda mi vida pensando que era fatal para el colesterol y ahora es uno de los alimentos más fit del mundo mundial. Y venga todos como locos a comer huevos como Gastón en la Bella y la Bestia.

    De nada señores y señoras
  • El chocolate. El enemigo de todas las dietas y vidas saludables. El gran alimento a evitar a toda costa. Cuántas veces habré envidiado a las personas que me decían que no les gustaba el chocolate (Sí, esa gente existe). Pues bien, ahora dicen que si es chocolate negro no cuenta. Cuántos días perdidos llorando delante de una manzana cuando podría haberlo hecho delante de una tableta de chocolate. ¿Eso quién me lo devuelve ahora?
  • Las patatas. En mi casa el día que se comían patatas fritas era día de celebración. Durante toda mi vida ha sido uno de los alimentos prohibidos junto al chocolate (Es lo que tiene vivir con una madre obsesa de la alimentación). Y luego voy y descubro que fritas muy sanas no es que sean, pero resulta que al horno, al microondas o en un guiso son de lo más saludable. Venga, otro alimento desterrado que sumo a mi liga de la justicia.
  • El aguacate. Todavía recuerdo el día que le comenté emocionada a un amigo que había descubierto el aguacate. Por fin una fruta-verdura que podía decir que me volvía loca. Pues bien, se me fue la emoción al momento cuando me miró con cara inquisitiva y me soltó: ¿Pero tú sabes lo que engorda eso? Y yo, una adolescente acomplejada, me despedí del aguacate. Pues bien, ahora resulta que las grasas que contiene son buenísimas para el colesterol, tiene potasio, mucha fibra y miles de vitaminas sanísimas. En resumen, que he vuelto a reencontrarme con uno de los amores de mi vida y no falta en mis desayunos. 

    Por fin juntos de nuevo
  • Los frutos secos. Me encantan los frutos secos. Especialmente las almendras. Y aunque reconozco que cuando era adolescente las comía porque decían que hacían crecer las tetas (Tonta de mí, ahora me arrepiento de haber comida tantas), siempre me han vuelto loca. Y ahora va y resulta que incluso pueden ayudar a controlar la obesidad. Menos val que a este bulo mi madre no sucumbió y en mi casa nunca han faltado frutos secos.
  • El pescado azul. Otro enemigo público convertido en aliado. Su fuente de Omega 3 ayuda a controlar el colesterol. Y ahora está presente en la mayoría de las dietas saludables. Siempre en su justa medida, como todo en esta vida.
  • El aceite de oliva. Este es el rival que más mala fama ha tenido. El ojo de Sauron de todos los malos alimentos. Cuántos días me habré tirado contando con detalle cuántas cucharadas de aceite consumía durante el día. Siempre intentando no pasarme de 2 cucharadas. Y vale, no es que ahora me bañe en aceite, pero os aseguro que tengo el colesterol malo por debajo de lo normal, así que tan mal no lo estaremos haciendo. Y sí, tomo más de dos cucharadas de aceite al día.

    Nada más que añadir
  • El café. Otro gran rival convertido en aliado. Yo entiendo que si te tomas 10 tazas de café al día acabes como una moto, con migrañas y con diarrea por lo menos. Pero está demostrado que hasta tres tazas al día no resulta perjudicial para el organismo. Así que vamos a calmarnos y a disfrutar de esa taza de café sin remordimientos.

Con todo esto, no quiero decir que ahora nos pongamos a comer tabletas de chocolate untadas en aguacate. Pero sí que hay alimentos que han sido infravalorados y contienen un montón de propiedades que son sanísimas. Y como todo en esta vida, la clave está en el equilibrio. Así que seamos equilibradas. Convirtamos a alimentos rivales en aliados y aprovechemos todo lo que pueden aportar a una dieta sana.

¿Y vosotras? ¿Qué alimentos habéis pasado de rivales a aliados?