Amo la Navidad pero siento que me defrauda.

 

¿Habéis visto el vídeo en el que Mariah Carey aparece con un bate rompiendo calabazas al finalizar la noche de Halloween, para dar paso a la Navidad? Pues ese también es mi mood al acabar la festividad de Todos los Santos. 

Automáticamente, pasamos a estar en Navidad, esa época que en mi casa duraría dos meses y una semana si mis familiares no me pusieran límites.

¡Adoro la Navidad! Para mí es, sin ningún género de dudas, la festividad más bonita del año. Durante esos días la gente parece ser más feliz. La familia tiene la excusa perfecta e ineludible para reunirse, las calles están adornadas con lucecitas adorables, al entrar en las tiendas suenan villancicos, decoramos nuestras casas con amor y en familia y un largo etcétera que hacen que mi corazoncito rezume amor por esas fechas. 

Soy la típica fanática empedernida. De hecho, esto que lees, previo paso al ordenador, fue escrito con un bolígrafo de arbolitos de Navidad.

Desde pequeños, con mi familia, íbamos al monte a recoger musgo para hacer el Belén. Pasábamos las festividades todos juntos, cuantos más mejor. No había Navidad sin la típica bota de Papá Noel llena de chuches en casa de la abuela, sin la sopa de picadillo de mi madre, las galletas de mantequilla de mi padre o sin el pastel de carne de mi tía. 

He de decir que mi familia se lo curraba muchísimo y desde pequeños siempre se apañaron para que algún pariente apareciera vestido de Papá Noel a darnos los regalos por Nochebuena y aumentar por mil nuestra ilusión. 

Ahora, de mayor, decoro mi casa el primer domingo de diciembre, duermo todo el mes con pijamas navideños, escucho villancicos casi a diario, veo películas de Navidad cada semana desde el mes de noviembre, quedo con mis amigas para tomar vinito mientras hacemos galletas de jengibre y planifico los menús de los días señalados con semanas de antelación. No sé pa’ qué, si luego comemos cada año lo mismo y yo encantadísima. 

¡Ah! Por supuesto, la cabalgata de Reyes es un must cada Navidad, y la App del móvil donde cada familiar escribe su carta también. 

¿Entendéis ya por qué para mí es la mejor época del año? Mi familia se ha encargado de generarme recuerdos tan bonitos que hacen que cada año la ilusión sea igual o mayor que el anterior. 

Sin embargo, teniendo en cuenta lo explicado hasta ahora, supongo que no entenderéis por qué a veces me defrauda. Pero otra realidad es que los últimos años, al acabarse la Navidad, siento como un “Ah bueno, ¿eso fue todo?”. 

Es como si esperase unos fuegos artificiales que nunca llegan. Y no sé cuál es el motivo. 

Supongo que previo a la Navidad mi ilusión es equiparable a cuando era pequeña e inocente. Pero cuando llegan estas fechas me doy cuenta de que mi familia ya no está tan unida como hace 20 años. Mi ingenuidad ya no es la misma y soy consciente de que el capitalismo ha convertido la Navidad en un gran show materialista. Además, me da rabia que nos reunamos con alegría cada Navidad pero que resulte casi imposible encontrar un día el resto del año para disfrutar juntos de la misma manera. 

Supongo que estas cositas hacen que cuando se haya acabado, sienta que no la he disfrutado tanto como esperaba. Como ese viaje que planeas tanto, tanto, que luego te llevas un chasco. 

Pero aquí estoy otro año más. Eligiendo pijama navideño a conjunto con el de mi pareja a principios de noviembre. Desempolvando la taza de Papá Noel que me regaló mi hermano las Navidades pasadas, con el día que toca decorar marcado en el calendario, los turrones de todos los supermercados analizados y los billetes de avión ya impresos deseando volver a casa.

Porque puede que cuando se haya acabado vuelva a sentir que este año tampoco he tenido fuegos artificiales, pero lo que sí está claro es que habré podido disfrutar de mi familia una Navidad más. De su sopa de picadillo, su pastel de carne, sus galletas de mantequilla, sus carcajadas descontroladas, del “tamborilero” de mi padre, nuestros disfraces de Papá Noel y nuestros regalos del amigo invisible.

Porque igual no son necesarios los fuegos artificiales, sino sentir que ese sitio donde estás tiene la calidez de tu verdadero hogar. Disfrutar del amor de los tuyos y nada más. 

@maripluff