Querida María,

Te escribo desde mi mar personal de dudas. Creo que tengo un problema con el sexo pero no sé cómo afrontarlo o solucionarlo. Hace poco más de medio año acabó mi relación más larga y la primera en la que tuve sexo. En ella, debo decir que solía tener orgasmos sólo si yo misma me estimulaba. Es decir, por más que él tocase aquello no funcionaba demasiado. Sí lubricaba, a veces era placentero, pero… no lograba concentrarme en el placer. Quizás su torpeza y poca paciencia en ese ámbito conmigo también jugaban un papel importante. La cuestión es que en tres años no conseguí tener un orgasmo que no provocase yo. Cuando él me tocaba, me pasaba el tiempo pensando en lo mucho que yo tardaba y me sentía juzgada.

Hace muy poco empecé una relación con un chico y tuvimos sexo. Él es muy atento y la relación sexual es totalmente diferente. Siento placer cuando lo hacemos y nada de dolor. Es un mundo nuevo. Pero sigo sin poder llegar al orgasmo. Me siento tan mal que me dan ganas de llorar porque veo que él pone todas las facilidades posibles y yo no soy capaz.

Por otro lado, hace unos meses me regalaron un juguete sexual y hasta ahora usaba eso, así que tardaba bien poco y me acostumbré a eso.

¿Qué debería hacer? No sé como centrar la atención y olvidarme de esas tonterías. ¿Existe algún ejercicio…? ¿Algo que pueda hacer en ese sentido…? No quiero hacerle sentir mal por mi incapacidad…

(Ruth)

 

Estimada Ruth, el único ejercicio habido y por haber que puede ayudarte a tener un orgasmo es un cambio de chip respecto a las relaciones sexuales.

Es muy importante tener en cuenta la finalidad de los encuentros eróticos. ¿Cuál es la tuya, tener un orgasmo o estar con tu chico y tener vuestro buen momento juntos? He aquí el problema. La mayoría de personas que no alcanzan el orgasmo en pareja es precisamente porque en lo único que piensan es en llegar al orgasmo. Y es que el orgasmo es así, cuanto más pienses en él, más tarda en llegar.

¿Preparada? Vamos a darle la vuelta a la tortilla.

NO pienses en un elefante blanco.

Por favor, no pienses en un elefante blanco.

¿En qué estás pensando?

Por supuesto, en un elefante blanco.

No, no me he ido por las ramas. Quiero que te fijes en la finalidad de este ejercicio. Estabas leyendo atentamente mi respuesta a tu consulta, sumergida en un ambiente sexual, hasta que de repente ZAS, has acabado pensando en un elefante blanco. Pues en el sexo igual.

Tu mente tiene el poder de hacerte llegar al orgasmo o de arrebatártelo incluso instantes antes de llegar a clímax. Si estás excitada, disfrutando de la estimulación que se te ofrece y de repente todas esas sensaciones se ven eclipsadas en tu mente por un “Quiero/no puedo llegar al orgasmo”, se nublará todo ese placer sensorial para pasar a pensar en el hecho de tener un orgasmo, que no en sentirlo. La ansiedad aumenta cuando tú misma te das cuenta de que ese placer no llega, y esto abre nuevas puertas a más pensamientos negativos sobre ti y tu sexualidad. ¿Conclusión? El Nirvana te queda cada vez más lejos.

Fíjate si no, que cuando explicas que a solas te masturbas no tienes ningún inconveniente en llegar al clímax. Claro, es que en solitario no te sientes presionada por ti misma y tu cuerpo se encuentra lo suficientemente relajado como para llegar él solito y sin necesidad de tener que pensar en lo que ansías.

No tiene nada que ver, ni es un impedimento el usar juguetes sexuales en solitario para el disfrute en pareja. El papel principal lo tiene tu mente. Aprender a controlarla es el objetivo aquí.

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El sexo no es nada vergonzoso; sentir placer y dejarse llevar durante la estimulación es un derecho al que tienes acceso con total libertad. Cuentas con la maravillosa ventaja de que a tu chico le gusta darte placer con o sin orgasmo. ¿De verdad es tan importante el clímax para disfrutar de tu pareja y de ese momento tan íntimo y especial? El no poder tener un orgasmo no es una incapacidad. En el sexo se puede sentir placer de igual forma y no resulta raro ni anormal.

Una ayuda para los sentidos:

Convertid el ambiente donde tendréis vuestro encuentro en un lugar que os haga sentir bien. Poned velas aromáticas, cambiad la tonalidad de la luz (podéis comprar bombillas que hagan que la luz cambie de color o disminuir su intensidad), poned música relajante y en definitiva, cualquier cosa que se os ocurra que os guste.

Libérate de prejuicios, déjate llevar, centra tu atención en el aquí y el ahora, disfruta de la intimidad que se te ofrece, deja que tus sentidos se den un capricho, y el orgasmo llegará.

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