Querido Jorge Javier,

esta mañana he amanecido con mi taza de café en una mano y tus palabras para la revista Lecturas en la otra. ‘Mi insana relación con el peso y con mi imagen‘ titulas a tu personal texto, y yo sin más ya he comenzado a empatizar contigo.

Ni te imaginas la falta que hace hoy en día la sinceridad que tú has mostrado en tu confesión, ya no solo para los que estáis al otro lado de la pantalla, sino para toda la sociedad en general. Y es que parece sencillo, ¿verdad?

Ahora soy delgado y todo lo malo se ha ido, pero no, esa losa sigue ahí, presionando.

Soy mujer con sobrepeso, bastante, y aunque no vivo de mi imagen como todos aquellos que trabajáis ante las cámaras sí que he sufrido en mi piel los juicios de muchos de los que me rodean. Sobrevivir al día a día siendo la ‘gordita’ del grupo, pretendiendo esconder un cuerpo que no quería mío, disfrazando mis complejos con chistes y bromas. Ese humor del que tú hablas, del que echamos mano para usarlo como escudo, porque no podemos permitirnos parecer débiles, ¡lo que nos faltaba, decaer!

Esta sociedad nos ha instruido para que encontremos la solución a todos nuestros problemas en un físico ‘normalizado’. Nos han vendido que los que tenemos sobrepeso lo sufrimos mientras que los delgados lo disfrutan. Y la verdad es que cada uno debería poder elegir libremente y sin presiones cómo quiere ser, cómo vivir su vida.

 

A partir de los días siguientes, pasaba por la farmacia con cualquier excusa y aprovechaba para pesarme‘, me he sentido tan reflejada en tus palabras. Yo también he hecho dietas, también me he permitido mis días de asueto, y como resultado también me he subido una y otra vez a la báscula temblando por haberle fallado a mi cuerpo. ¿Es esta la vida sana de la que tanto hablan?

Te contaré un secreto, Jorge, sí que existe ese método para aprender a quererse a uno mismo. No es ninguna fórmula matemática pero está ahí, esperando que todos sepamos gustarnos tal y como somos, dejando a un lado a los demás y sus malditas opiniones envenenadas. Yo lo hallé en espacios como este (WeLoverSize), en una comunidad que supo demostrarme que mi cuerpo es mío y mientras yo sea feliz, no hay más que hablar.

El misterio está en comenzar a ver más allá de los que solo nos buscan por nuestro aspecto. Las opiniones que de verdad cuentan son aquellas que no quieren destruirnos. Todos valemos mucho más que una imagen, somos personas únicas y diferentes, ¿qué puede haber de malo en ello?

Vivir delante de las cámaras acarrea ese plus de exigencia del que tanto hablas. Millones de miradas dispuestas a juzgar cada minuto de tus intervenciones, gente que es tu público pero del que sabemos que no contempla ningún tipo de filtro. Hagamos lo que hagamos nunca seremos ni lo haremos al gusto de todos, seamos pues nosotros mismos y no lo que busca la mayoría. Si tu te gustas, gustarás a los demás. Te lo prometo.

Comienza por perdonarte sin miedo a ti mismo. Sin pretender olvidar lo que eras, porque ese chico de antaño también eras tú, totalmente válido para muchísima gente. Comprenderás entonces que el querernos no se mide en los números de una báscula, sino en ser feliz en mayúsculas. Suerte y adelante.

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