Parte 1

Con la pereza que me daba pensar en un vestido y un tacón esa tarde y había quedado a las 8.

Aunque pensándolo bien, abortaba el plan vestido en ese mismo instante porque me daba la gana. El tacón era opcional porque me siento cómoda en 15 centímetros y en deportivas. «Sin duda me planto los vaqueros y una  camiseta blanca , que ya estoy bastante tensa por esta mierda».

Mira que se empeñaba Martina en aquella cita a ciegas y yo cuantas pegas estaba poniendo. Penélope insistía «venga chochona, mueve ese pepe y conoce al chaval que igual lo pasas hasta bien», me río tanto con ella…Pero joder, es que estaba acabando la última temporada de «The bold type» y me tiene súper enganchada. Y puestas a imaginar, mola más imaginar que eres una creativa en New York que el que quizás tu cita sea regular y no la cague en los primeros 10 minutos…

El caso es que conduje hasta el restaurante, la imagen de mi sillón cómodo y mi portátil me bombardeada y boicoteaba, pero aparqué y entré como una champion a ver que me encontraba. Y allí estaba él, sentadito esperándome y  parecía tan majo… Lo observé un rato sin que él se percatara de que era yo ni me viera. Y vamos que no me vio, ni me olió, ni me oyó, vaya…Que me di la vuelta  hacia mi zona de confort, series y mantitas suaves y les mande una nota de voz a las brujas de mis amigas :

«Era guapísimo y parecía hasta buena persona. Que no vuelva a ocurrir »

Parte2

Aquella cita a ciegas que aborté unilateralmente tuvo una segunda oportunidad.

Por supuesto  mis amigas, las muy perras,  me echaron tremenda bronca pero apagué el móvil y me puse «The bold types» dispuesta a acabar y disfrutar. Antes me quité el maquillaje mientras sonreía de medio lado, pensando en lo guapo que era el tipo con el que podía estar compartiendo mesa, mantel y conversación. Y mientras restregaba el algodón empapado en aceite desmaquillante, arrugaba el entrecejo borrándome de golpe esa estúpida sonrisa. «¡Que has tenido buena idea!!! ¡Deja ya de pensar en ese desconocido, so pava! Que lo mismo no era ni guapo ni bueno como te ha parecido desde el escondite, que por cierto, que patética detrás de aquel barril de cerveza asomada, chata», la voz de mi cocorota que es una petarda.

Vaqueros fuera, sujetador al aire, pies descalzos ,un vino generoso y un mini bocata de jamón mientras me acomodo en mi zona de confort-seguridad-tranquilidad. La serie sonando de fondo y mi culo en el sofá.

«Joder, que no me vengan a joder estas dos pesadas, que esto es gloria», la otra voz de mi azotea, la agradable, que me comprende ella toda.

Fue rozar mis posaderas el amarillo del sofá y, como pasa cuando hay bebés en casa, y te sientas y suena el «mamaaaaa», sonó un timbre que crei seria el del vecino macizorro de al lado pero, que no coño, que era en mi casa.

Mi culo saltó a buscar un pantalón y mi bocaza se abrió » ¿quién es?» He de decir que el «¿ quien es?» sonó talmente a sorpresa, a «pero ¿quien cojones…?»

-Soy Álvaro. Como no has llegado al restaurante, he escrito a Martina y…

-¿Pero qué dices, muchacho?

Sentada en bragas, hablando  con la puerta, con las chicas de «The bold types» riéndose dentro de su armario ropero. Un cuadro. »

Parte 3

Por unos breves segundos hubo silencio tras la puerta, imagino que pensando » a ver la loca esta por donde me sale ahora». Y al otro lado, donde yo pensaba «y qué hago, ¿abro a un completo desconocido?¿ Y me paro a vestirme ahora?  Martina vas a morir »

-Si quieres me marcho. Siento haberme atrevido…

-Espera un segundo.- le corté buscando una sábana para taparme.

Joder que estoy en bragas, tio. Y no es mi intención recibir a un desconocido en mis bragas azules por mucho que me encanten. Mientras pensaba eso atacó la voz malvada de mi cabeza: «tía  te has puesto esas bragas que adoras porque ibas a quedar con él » y esbocé sin querer una , sin duda,  inoportuna sonrisa de boba.

La imagen era la siguiente: aquí la menda envuelta en la primera sábana blanca que saqué del cajón de las sábanas y debajo una camiseta y mis bragas azules favoritas, descalza y cómo no, despeinada viva.

Sonaban las chicas de la serie a carcajada limpia mientras abrí la puerta y nuestra primera mirada estuvo acompañada de esa banda sonora, su sonrisa que se transformó en carcajada y mi cara de circunstancia que se unió a esa sonora risa también.

Pues si, era guapo. («Es más guapo que la última cita ,que parecía Flanders de Los Simpson, chavala», otra vez la bocazas mental,¡ que me dejes en paz!)

-Hola, soy Álvaro.- Me tendió la mano. -He traído pizza.

-Soy Vera. Pasa anda…-(¡suavidad extrema , chiquillo!¿ Que te pones en las manos? ¡Calla, no digas eso cállate!)

-Siéntate en el sofá , en el mueble hay copas, ponte un vino si quieres que voy a vestirme. Pero una cosa tienes que saber, no vas a gustarme más porque te presentes en mi casa tipo comedia romántica, o por muy amigo de Martina que seas.

– Lo entiendo, y es lógico- decía mientras se quitaba la chaqueta y dejaba a la vista su camiseta blanca rellena de Álvaro. Muy rellena, muy bien rellena, perfectamente morena y fibrada rellena…(Vete a vestir, coño que se te cae la baba!!! Voooy!)- y continuó- Pero si  he venido es porque tu amiga me ha dado permiso para hacerlo, de otra manera no se me ocurriría. Y dime, ¿por qué no has ido a la cita?

Y me giré para contestarle.

Parte 4.

Era evidentísimo que no le iba a decir la verdad : » pues mira , Álvaro,  tío guapo, fui a la cita pero, ¿sabes? Les habia dicho a estas locas de mis amigas que no tengo ganas de empezar nada con nadie y lo cierto es que me obligué aún así pero ,entré y te vi y…joder! me pareciste el típico tío con el que debe ser chulo empezar lo que sea , aunque sea un restregón de viernes noche y cada uno a su casa, pero querrás repetir, o lo querré yo y…ya empezamos a liar la madeja y…» (» no le vas a decir eso, cacho pava, vete inventando una excusa ya!» La voz buena interior me hablaba faltandome  al respeto.)

-Gastroenteritis.

-¿Cómo?- me gustó su gesto de sorpresa, se le subió la ceja derecha  y estaba sexy («céntrate que ahora tienes que argumentar,  y cierra la boca que se te ve el plumero» » que voy! Y ayudame que estas para eso, no?) Las pepitas grillas estaban hoy como para una urgencia.

-Pues eso, fui a urgencias porque me dolía la tripa y una gastroenteritis de caballo…- me metí en el cuarto buscando unos short y unas chanclas para estar cómoda , que no hacía falta que me viera superpuesta. Pasando del «camisa rellena «que yo no le he llamado.

-Pues me voy a poner ciego de 🍕 pizza, es familiar, y de pollo y pimientos, que me ha dicho Martina que es tu favorita. Por cierto,  el vino te irá mal eh…y tienes aquí una copa llena -se cortaba la ironía desde detrás de la puerta del vestidor donde, mirándome al espejo en bragas azules , no pude por menos que tirarme de los pelos y hacer playback de chillar.

-Son bonitas , esas no las conocía- lo que faltaba: El macizorro del piso de al lado mirando desde su terraza y esa confianza que te da pasar unos cuantos domingos juntos tras  varias resacas imposibles.

Cerré la ventana de golpe y le saqué la lengua mientras me guiñó el ojo, Fernando es buen tipo. Me puse visible y salí del cuarto.

– Mira Álvaro,  yo no tenía ganas de citas hoy. Y la verdad es que puedo parecerte un poco borde pero es porque lo estoy siendo,  no son imaginaciones tuyas- le dije sentándome a su lado cogiendo una porción de pizza.

Su cara era un poema. Pero sonreía de una manera que…

 

Y Parte 5.

«Y allí le tenía,  delante de mí y de mis ojos. Yo masticando pizza (rica, rica, anota ese ristorante chavala) y él mirándome con ojos brillantes tipo El Gato de Shreck…y mi bocazas mental dándome la chapa en puntos, carpetas, esquemas y resúmenes de lo que se avecinaba:

(«No le mires!!! No le mires que estas perdida, que este tipo te está gustando.

Y si Martina te ha dicho que le des una oportunidad es porque es buena gente.

Y está rellenito de cosa rica porque mira que bíceps están apunto de reventar la camisa, ¿has visto qué camisa? Blanca nuclear como a ti te gustan, nena…¿Y las arruguitas de alrededor de la boca,  tía?

Y le vas a besar porque es que está a huevo la escena y te apetece comerle el hocico, no seas embustera.

Y os vais a acostar, y se va a enganchar a tu arte amatorio de diosa (a veces me cae bien la japuta esta de la bocachanclas mental, solo los ratos como éste 🤣)

Y te va a tratar genial y te vas a enamorar, y el de ti y entonces empezará la…»)

-¡¡¡Callate ya!!!- Solté en voz alta

-¿Cómo?- se asustó al oirme, aunque no se movió. Y ahí fue cuando tiré la pizza encima de la mesa y me acerqué un poco más.

-Perdona no era a ti.

Y mientras abría los ojos como platos y sonreía absurda y muy atractivamente,  nos besamos. Y me abrazó. Y nos reímos. Y nos besamos otra vez, escuchando de fondo la música de la banda sonora de «The bold type» y oyendo en mi cabeza patalear a la loca esa,  que me dijo que se iba a tomar un descanso porque no tengo remedio. Pero es que de golpe lo ví:  la vida es algo más que evitar citas a ciegas maravillosas por miedo a que te hagan daño o salir de tu zona de confort. A veces nos toca toparnos con  gilipollas que nos buscamos nosotras solitas y no nos queda otra que apechugar con las consecuencias.

Así es que esta vez, al menos, las consecuencias que sean por haber tenido un cita digna de  un relato en 5 partes.

La Rural Woman