Tenía dos opciones: escribir este articulo desde una perspectiva profesional (¡Holi! Soy psicóloga) o en primera persona. Tras mucho dudar, me di cuenta de que para vosotras, chicas que habéis hecho clic porque fingís los orgasmos y no sabéis cómo salir del bucle, os sería más útil conocer cómo la menda se las apañó. No fue fácil, pero estoy segurísima de que mi historia os ayudará a más de una.

Pongámonos en antecedentes. Tengo 25 años y desde los 12 más o menos me masturbo. Lo he hecho con mis manos, con juguetes vibradores, con el famoso succionador de clítoris y hasta con un masajeador para el cuello. Vamos, que conozco muy bien la sensación de correrme. El problema surgía cuando añadíamos otra persona a la ecuación. ¿Correrme en solitario? Facilísimo. ¿Correrme follisqueando? Na’ de na’.

Con mi primer novio lo achaqué a la falta de experiencia, y jamás dije nada. Con mi segundo novio ya me empecé a rayar un poquito, pero también pensé que era por su torpeza (el chiquillo se corría en 1 minuto y luego se acababa el polvo). Después conocí a un Dios ibérico que me ponía perrísima perdida, y objetivamente lo hacía bien. Una vez estuvo comiéndome la parrusa durante horas. En serio, horas. Pues nada tías, no me corrí. Disfrutaba porque el chico sabía moverse, pero no terminaba.

Total, que cuando conocí a mi actual pareja decidí que lo de fingir orgasmos se había acabado. Já, já y já. La primera vez que follisqueamos le vi tan implicado que me dio palo decirle “ey chiqui, mi coño va a su bola”, así que gemí como una loca. Después de varios polvetes la relación se volvió seria y yo me di cuenta de que tenía que hacer algo, así que le conté lo que pasaba.

Fue una conversación complicada, pero oye, al final salió bien. Desde ese día nos pusimos manos a la obra (y nunca mejor dicho) y tras muchos intentos, muchos juguetes en pareja y muchas conversaciones sobre sexo, logré tener un orgasmo sólo con penetración. No os voy a contar cómo, porque este artículo va enfocado a otra cosa: la temida conversación. Si por algún casual queréis saber cómo logré el orgasmo con penetración, decídmelo en los comentarios.

Sin más dilación, estos son los consejos que os doy para contarle a vuestros chicos que sois actrices dignas de un Oscar en la cama.

  • Es tan importante la sinceridad como la empatía. Soy consciente de que hay tíos MUY negados en la cama, he conocido a varios, pero si quieres a tu pareja y tienes un poquito de empatía intenta no ser muy brusca. Igual tu cerebro piensa “tienes una polla de 8 centímetros, eyaculas a los 15 segundos y encima me comes el chichi mal”, pero tu boca necesita un filtro. Explícale que necesitas más estimulación en el clítoris, que la penetración no lo es todo y que podéis incorporar algún juguete en la cama.
  • No te vayas por las ramas. Mejor no disfrazar las palabras, porque puede dar lugar a malentendidos. Es importante decir claramente “no soy capaz de llegar al orgasmo cuando lo hacemos” para que tu chico tenga claro cuál es el problema.
  • Prepara el terreno. Dile que tienes que hablar con él de algo importante relacionado con el sexo. Explícale que no hay culpables (es un asunto muy delicado y es mejor no señalar a nadie con el dedo para evitar problemas de autoestima).
  • Dile como te sientes con sinceridad. Explícale el motivo por el cual has fingido y cuenta abiertamente que te daba miedo herir sus sentimientos y que la bola se ha ido haciendo más y más grande.
  • Si te culpabiliza, es que es un capullo. Como decía, es importante no culpar a nadie. Si su ego se ve herido (algo que es probable que suceda, porque nos pasaría a cualquiera), pero reacciona responsabilizándote o atacándote, es que es un mierdas.

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Sin duda el mejor consejo que os puedo dar es que seáis abiertas y no contéis verdades a medias. Decid lo que SÍ os gusta y lo que NO, porque sino seguiréis fingiendo orgasmos por los siglos de los siglos, amén.

 

Redacción WLS