El amor es una de las grandes drogas que el ser humano conoce, engancha desde el primer momento, te da los mejores subidones de tu vida y sin tener resaca después (cosa que se agradece enormemente) pero que en el momento que falla, lo que si nos da es un síndrome de abstinencia que me rio yo del de las drogas duras.

Cuando te sientes enamorada pero ves que tu relación no va del todo bien y aparecen las dudas, entras en conflicto contigo misma sobre lo que debería hacer y lo que siento.

¿Y por qué pasa esto? Pues por una sencilla razón, cuando estamos enamorados, la razón y la lógica quedan nubladas, yo siempre le digo a mis pacientes que el amor tiene secuestrada a la lógica y hasta que no pagamos el rescate no la suelta.

Y esto es una gran verdad

Lo bueno es que, cuando empezamos a tomar perspectiva de nuestra relación, todas esas cosas que antes el amor tapaba, van apareciendo poquito a poco y es cuando nos damos cuenta realmente de la persona que es en realidad nuestra pareja.

La idealización de la pareja es una de las grandes trampas que nos hace quedarnos en relaciones donde el amor sano, el respeto, el cariño y la admiración mutua desaparecieron hace tiempo.

Porque no hay nada mejor para sanar después de una ruptura, que ver con los ojos de la realidad a la persona que hemos tenido a nuestro lado durante todo ese tiempo. Es cuando por fin me permito darme cuenta de que no era tan perfecto como yo lo pinté, que tenía más cosas malas que buenas pero que yo me empeñé en justificar y disfrazar.

Así pasa, que con los años viene la decepción. La clara decepción de darme cuenta de que te inventé un montón de cualidades que en realidad no tenias. Que me morí casi de pena esperando que estuvieras a la altura que yo me merecía, y mientras tanto y no, me perdí en el camino y me bajé a tu nivel para que me pudieras alcanzar.

Que las relaciones sanas y el amor no va de eso, va de querernos y respetarnos en la igualdad y eso significa que nos tenemos que admirar los dos desde la realidad.

Pero cuando solo un es el que admira, el otro solo tiene que dejarse querer y eso es muy fácil para uno y devastador para el otro.

Por eso si te encuentras en una relación donde la lógica te dice vete pero los sentimientos te hacen dudar, mi consejo es que tomes perspectiva, y esa idealización irá cayendo por su propio peso.

Te adelanto mucha decepción, porque cuando empezamos a ver a la persona que tanto queríamos como realmente es, la decepción en ocasiones es inevitable, pero es un proceso necesario para la sanación.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja correo: [email protected]

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