Antes solía tener sueño, meterme en la cama y dormir hasta el día siguiente pero desde que mi amiga la ansiedad vive conmigo, este momento se hace mucho más pesado. 

Supongo que en cada caso se manifestará distinto pero me pasa mucho que estoy en el sofá quedándome frita viendo Netflix, pienso: “qué bien, voy a la cama que voy a caer redonda” y cuando llego parece que mi cama es el baúl de los recuerdos y la mierda acumulada, porque empiezo a tener unos debates tan serios que puedo llevar todo el día esperando el momento de meterme en la cama y mi ansiedad consigue que se me pase hasta el sueño. 

Depende del día me pasan unas cosas u otras pero voy a contaros las principales. El clásico de clásicos es que, cuando me voy a dormir, empiezo a pensar todo lo que tengo que hacer al día siguiente. Habrá quien piense que es una forma de organizarse el día pero el problema está en que no solo lo organizo, sino que le doy vida hasta a las conversaciones que creo que voy a tener, todas las situaciones hipotéticas que pueden darse en el día, todas las veces que voy a llorar o reír en las siguientes 24 horas…Todo eso me genera verdaderas taquicardias, a veces porque tengo muchas ganas de que llegue el día y entonces me entran los nervios y otras porque si en el día me imagino que voy a tener algún conflicto, le doy tanta vida que me va el corazón a mil. 

Otra cosa favorita de mi ansiedad es hacerme revivir las conversaciones dolorosas o conflictivas de los últimos 30 días. Si he discutido con mi novio, me he enfadado con una amiga, si he tenido un cliente gilipollas en el curro…Mi mente se encarga de sacarme en ese ultimísimo momento antes de dormir lo que pasó en aquel momento, que en general me pone nerviosa, y aparecen los sudores y la presión en el pecho. Además no falla que como me duerma con eso como último pensamiento, tengo unas pesadillas de la leche y cualquiera me aguanta al día siguiente. Todo mal. 

Mi ansiedad también cree que el mejor momento para tomar decisiones vitales justo antes de soñar con los angelitos. ¿Sabéis lo típico de “consultarlo con la almohada”? Yo con la almohada tengo hasta ponencias de lo mucho que charlamos ella y yo. Me lo tomo a cachondeo pero hay días que la cosa se pone muy, muy intensa y de verdad puedo tirarme horas con ese debate interno y la presión en el pecho sin poder desconectar.

La última situación que os quiero compartir es la que, sinceramente, peor me lo hace pasar. Para mí es la más irracional de todas y a la vez la más real pero me resulta muy dolorosa y no me gusta nada. A la hora de dormir, entra siempre en juego el pensamiento “¿y si mañana ya no me despierto?”. Siempre le he tenido mucho miedo a la muerte, además de que tengo un rasgo PAS que me hace sentir todo muy intensamente, incluida por supuesto la tristeza y el duelo. Pues sí, justo antes de dormir me planteo que puedo morirme mientras lo hago. ¿Quién se va a dormir en paz así? Y si no me planteo mi propia muerte lo hago con la de mis seres queridos y literalmente empiezo a llorar. Sé que hay gente que dice lo de “no pienses en esas cosas” pero los que tenemos ansiedad sabemos bien que esta movida no se soluciona así de fácil. 

No sé si a vosotras os pasan las mismas cosas o son súper distintas. En mi caso ya veis que intentar dormir con ansiedad es muy dinámico y optimista…Cada día es una cosa nueva que a mi mente le apetece sacar. No me aburro. 

 

Mara Jiménez