Tener un pueblo debería ser derecho constitucional. Y es que quién tiene un pueblo tiene un tesoro. Y quien no, tiene un amigo que lo tiene, así que aquí va una lista de cosas que sí, son muy de pueblo:
- Decir que tienes un pueblo y que la gente te mire raro. No, el pueblo no es mío, es una forma de hablar.
- Ver a algún primo tercero y no acordarte de su nombre. Es lo que tiene veros de feria en feria.
- Sentarte con tus abuelos a comer en la plaza del pueblo para comer jamón gratis.
- Sentarte con tu tío más enrollado para que te invite a cubatas.
- Apuntar en la barra las consumiciones a la cuenta de la familia. Total, aquí nos conoce todo el mundo.
- Las fresitas, los cacahuetes y los paquetes de bombitas.
- Saberte de memoria todos los pasodobles y salir a bailar como si no hubiera un mañana cuando ponen «me gustas mucho» de Rocío Durcal.
- Quejarte cada vez que la orquesta hace un descanso.
- Tener ese amigo que nunca quiere salir a bailar y se pasa la noche sentado en la silla.
- Engañar a tus primos pequeños para que te vayan a comprar provisiones al puesto de chucherías.
- Que te reconozcan como la hija o la nieta de.
- Perder la dignidad al tercer «puerta puerta maletero,tubo escape»
- Que te de igual. ¿Y lo bien que te lo pasas?
- Bailar Paquito el chocolatero con el borracho del pueblo.
- Acabar comiendo churros con chocolates a las ocho de la mañana, con la plaza del pueblo vacía y riéndote a carcajadas con tus amigos.
@Pau_aranda21