Creo que todas podemos coincidir en que, cuando nos dicen «No hay talla para ti» nos toca un poco las pelotas.

Si pasas de una talla 48 es habitual y seguro que al igual que yo, estás acostumbrada. Pero chica, a mí no deja de molestarme que ciertas tiendas utilicen claims inclusivos y luego sólo tengan ropa hasta la talla 46.

Y aún me jode más cuando las dependientas son conscientes de todo lo que está pasando respecto al aumento de rango de tallas, la inclusividad y la diversidad de campañas que las marcas para las que trabajan utilizan. ¿Por qué? Porque son incapaces de decirme «No tenemos talla para ti»

El caso, que hace pocas semanas volví a vivir otra de tantas experiencias bochornosas en una tienda de moda.

Se trata de una marca independiente con un par de tiendas en mi ciudad. Los dos locales están precedidos con los siguientes claims «Moda para todas las tallas» y «Rango amplio de tallas»

Bueno, yo veo eso y me animo. Yo tengo una talla 48 y muchas veces estoy en el límite entre una tallaje normativo y tallaje de tallas grandes, así que este tipo de tiendas con rangos de tallas grandes me van muy bien. Además tenían cosas muy monas en el escaparate y decidí entrar a probarme algunas cosillas.

Cuando entro, le pregunto a la chica «¿Tenéis talla 48 verdad?» Ella me confirma que tienen talla para mí y entonces empiezo a buscar prendas para probarme.

La talla más grande de todas las prendas en las que tuve interés, era una L o una talla 44. Entonces me dirigí a la chica de nuevo y le pregunté «¿Tenéis de esto la talla 48?» A lo que ella me respondió «No, pero las tallas son muy grandes y yo creo que la 44 te estará bien». Yo miré el pantalón en cuestión y le dije «Yo aquí no voy a entrar ¿No tenéis más talla? ¿U otro vaquero parecido en el que me pueda meter?» Ella volvió a insistir en que me probara el pantalón de la talla 44 porque las tallas eran muy amplias.

Y la verdad es que a veces una se sorprende con lo que dan de sí algunos tejidos y se tiene que callar la boca. Pero no fue el caso nenas. No fue el caso.

Los vaqueros no me subían del muslo y era muy obvio que aquellos pantalones eran una talla 44 y yo tengo una talla 48.

La chica se acercó para preguntarme cómo me quedaban y le dije la verdad. Aquellos pantalones no eran mi talla y entonces le pedí a ver si me podía acercar al probador algunos de los vestidos que había visto, en mi talla, claro. Ya que estaba en ropa interior en aquella tienda, quería aprovechar el momento y probarme las cosas que me habían gustado.

La mujer, muy amable y atenta por cierto, me trajo varias perchas con diferentes vestidos, todos de la talla L.

Yo volví a abrir la cortina del probador y le dije «Perdona, es que estos vestidos no me van a entrar, yo tengo la talla XL o XXL» Ella volvió a decirme que eran vestidos con vuelo y amplios y que no tendría problema, que me los probara tranquila.

Mira, casi me dieron ganas de llorar de verdad te lo digo. Yo estaba ya sudando. Metida en aquel probador, desnuda intentando meterme en ropa de 2 tallas menor a la mía. Forcé un poco la situación y abrí la costura de uno de los vestidos sin querer.

Por un momento volví a mis años de adolescencia cuando les decía a mis amigas que yo también utilizaba la talla 36 y me dieron ganas de ponerme a llorar allí mismo, no es una broma.

¿Tú sabes las pintas que yo tenía y cómo me sentía? Parecía un chorizo a medio enfundar. No sé, las tetas no me cabían en ningún lado, cada vez tenía más calor y el probador cada vez me parecía más pequeño.

¡Ya vale! Me puse mi ropa y salí con todo para fuera.

La chica que me había atendido me preguntó sonriente «¿Qué tal te estaban?» Y entonces le dije «Pues bueno, esta tienda no ofrece moda para todas las tallas y tenéis el mismo rango de tallas que cualquier tienda normal. Lo que no entiendo es porque os promocionáis como algo que no ofrecéis y encima me metéis a un probador a intentar meterme ropa 2 tallas menor a la mía. Sinceramente prefiero que me ahorres el mal rato y me digas: No tengo talla para tí»

La chica me sonrió de nuevo y me dijo «Bueno mujer, pues si no te sirve no pasa nada, para eso hay que probarse las cosas»

Y yo me quedé en modo «¿Pero qué me estás contando?». Bueno, el caso, que me fui de allí cagando ostias y no volví.

Pero no te voy a engañar, no ha sido la única vez que una dependienta ha querido meterme en prendas pequeñas para mí y me ha forzado a probarme muchas cosas hasta encontrar alguna que me entrara.

En los últimos 3 años me ha pasado muchas veces y esto es algo que empieza a preocuparme.

Las marcas empiezan a sentir la presión de ofrecer más rango de tallas y en vez de ponerse las putas pilas y hacer ropa más grande, presionan a sus propias dependientas para que encuentren soluciones o alternativas para las chicas que somos más grandes.

Vamos a ver, que no se trata de comprar lo que nos entre. Se trata de comprar lo que nos siente bien, nos guste y encaje con nuestro estilo personal. No tenemos que conformarnos con una prenda que no nos gusta sólo porque nos entra.

 

Anónimo