‘¿Por qué narices no me ha escrito? ¿He hecho algo mal? A lo mejor se está tomando algo con esa chica mona a la que ayer dio ‘like’ en Facebook. A lo mejor ha visto esa foto mía en la que salgo con cara de monguer comiendo pizza y se ha asustado’. Después de una espiral de ansiedad de varios minutos has entrado oficialmente en estado de pánico. No importa lo que intentes hacer, no consigues distraerte y la obsesión te carcome. Entonces, cuando estás empezando a autoconvencerte de que es el final de tu historia, escuchas esa música celestial para tus oídos. Tu teléfono suena, ¡es él/ella! Respiras aliviado. Le gustas. La ansiedad desaparece. Todo está bien.

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Cuando leí esto en HelloGiggles me sentí tan identificada que me asusté. ¡Bienvenidos a mi montaña rusa emocional! Hace tiempo que soy consciente de que necesito la aprobación de los demás para ser feliz (del todo). Me imagino que todos pecamos un poco de esto, el problema viene cuando a veces siento que necesito la aprobación de gente que ni tan siquiera me interesa. Esa soy yo. La que necesita el mensaje del día después de la cita a pesar de que el chico en cuestión no me haya atraído lo suficiente, no sea lo que esperaba, ¡no me haya gustado en absoluto! Lo necesito como agua de mayo para sentirme bien conmigo misma y eso, queridos, es un problema.

Saber que tienes un problema es el primer paso para solucionarlo’. Sí, en esto estamos de acuerdo. Yo me encuentro actualmente en el segundo escalón del proceso, desmenuzando los pormenores de esta necesidad e intentando buscarle una explicación. Si has llegado hasta esta parte del texto asintiendo con la cabeza, es probable que te encuentres en una situación parecida a la mía y es más que probable que los orígenes de este ‘marrón’ sean similares.

En mi caso todo parte de la inseguridad, obvio. Soy de esas chicas todoterreno que parece que se comen el mundo pero solo hace falta rascar un poquito para saber que no tanto. Pasé muchos años sin relacionarme con hombres por temas de autoestima y cuando quise reincorporarme al mercado ya estaba tocada de por vida.

En el artículo antes mencionado la doctora Terri Orbuch asegura que si tú no te gustas es muy probable que te arrejuntes con gente opuesta a ti, con valores diferentes y que todo esto acabe en drama. La Dra. nos anima a preguntarnos de dónde viene realmente nuestra confianza. Algunos la refuerzan siendo los mejores en su trabajo, otros teniendo relaciones de calidad con sus amigos, familia y pareja. El problema viene cuando toda tu energía se centra en tus relaciones amorosas. Con cada vaivén parejil se cae la casa hasta sus cimientos y esto provoca una inestabilidad peligrosa para la vida de cualquiera.

‘Si buscas la aprobación y la validación de los demás (para sentirte mejor contigo mismo), buscarás sin darte cuenta personas que te aportan esta sensación de forma inmediata, así como relaciones que te otorguen esta validación – asegura la doctora Orbuch – y así tienes muchas más papeletas de elegir a alguien que no es adecuado para ti, o una relación tóxica’.

Pues eso es exactamente lo que yo padezco. Tal cual. Y por lo mismo, en muy contadas ocasiones he sido yo la que he dicho ‘no me gustas’. Doy oportunidades a gente que no se las merece, me entrego a historias a sabiendas que no son lo mejor para mi. Me la juego con personas que no me llegan a la suela del zapato. Busco palabras positivas en personas que jamás me aportarán nada. ¿Y si no me las dan? Me derrumbo.

Soy consciente de que esto no puede ser y creo que estoy en el camino correcto para superarlo. También sé que es un trabajo constante y os animo, si estáis en la misma situación, a que tengamos en cuenta estos puntos que recomienda la amiga Orbuch:

1. Practica la reafirmación personal. Escribe 5 cosas que te gusten sobre ti misma y guarda esa lista siempre cerca de ti. Léela de vez en cuando, añade cosas nuevas, pronuncia en alto todo lo bueno que tienes.

2. Dedica tiempo a esos amigos que realmente te valoran y de lo demuestran a menudo. Oblígate a quedar con ellos y déjate querer. A veces es suficiente con esto y así evitarás buscar esas palabras positivas en personas erróneas.

3. Comparte tu historia. Aquí estoy yo, abriendo mi corazón y contando la mía. Cuéntaselo a tus amigos, charla sobre este tema. Te sorprenderás al saber que más gente de tu entorno pasa por cosas parecidas. Hablarlo le resta importancia, no falla.

4. Fija una vez al mes para darte un capricho a lo grande. No solo los demás pueden hacer que te sientas mejor, ¡tú también puedes! Vete al cine sola, date un masaje, báñate con velas y música durante horas, cómprate el vestido que llevas siglos viendo en el escaparate.

El día que nos demos cuenta de que la verdadera confianza está dentro de nosotros y no reside en otros cuerpos… ¡habremos alcanzado nuestro objetivo! Nuestra felicidad no puede depender de terceras personas y la verdadera realización viene con quererte a ti mismo y recordarte cada día lo valioso que eres. ¡Vamos a por ello!