Estoy acostumbrada a ser deseada por los hombres por el mero hecho de ser transexual. La fantasía más oculta que nadie dice en voz alta, un bien escaso y oscuro objeto de deseo: un morbo con patas.

El 90% de los tíos que quieren “conocerme” es para follar. Vosotras pensaréis “bueno, eso nos pasa a todas”. Sí, es cierto. Con la diferencia de que conmigo buscan experimentar, dar rienda suelta a sus impulsos más bajos. A escondidas, de noche, en un motel precintado, “siendo discretos”. La mayoría casados o con novia.

Con la transexualidad hay muchísima falta de visibilidad. Probablemente en vuestro entorno habrá gays, lesbianas, ¿pero trans? No suele ser lo normal… y la gente no sabe cómo tratarnos. En especial los tíos. Porque hay la falsa creencia de pensar que si te gusta una mujer con polla tienes que ser gay.

De hecho muchos tíos que están conmigo por primera vez se preguntan “¿me convierte esto en gay?”, “¿me hace menos hetero, menos hombre?”. Casi ninguno que prueba o le atrae se atreve a reconocerlo en su entorno. No sea que te juzguen por ser tú mismo…

Pues ahí va una verdad como un templo: todos los tíos con los que me he acostado eran hetero. E incluso me hacían oral. No ven a un hombre cuando están conmigo, ven a una mujer. Yo no le pongo a un gay. Por desgracia, porque hay cada uno…

gay pride

Hemos nacido pensando que todos los hombres tienen pene y todas las mujeres vagina, pero si el mundo hubiese sido hecho con mujeres con pene y hombres con vagina, sería lo que hubiésemos aceptado como normal.

Durante muchos años me conformé siendo un morbo con patas, porque pensaba que yo era algo ofensivo, algo que había que evitar, incluso que compadecer. Algo que nadie amaría nunca. Aspirar a que desearan mi cuerpo, pero no quisieran llegar a conocerme.

Tenía la inmensa necesidad de sentirme mujer y la máxima confirmación era teniendo sexo con un hombre que me tratase como una. Y me sentía mujer, pero inmensamente vacía.

Creedme, he follado tanto como una actriz porno (sólo que gratis), pero llega un momento en que cada polvo te hace un poquito más mierda y te das cuenta que sin amor todos los besos saben a lo mismo. Y que a pesar del terrible porcentaje que busca un morbo con patas, hay otros chicos que son diferentes. Chicos con la mente abierta, sin miedo al qué dirán, dispuestos a conocerte, dispuestos a enamorarse. Cuesta encontrarlos, pero cuando das con 1 parece que toda la mierda valió la pena.

Si tú también te has cansado de polvos de sábado noche, si tú también te has quemado la garganta por desamor, despierta. No te conformes, no te desesperes, porque hay alguien ahí fuera queriendo hacerte el amor, y no la guerra.

@LuciaLodermann