Las discusiones son una parte inevitable de las relaciones, siempre he dicho que las parejas que no discuten son compañeros de piso. Porque el roce, la convivencia, el compartir aspectos de la vida con otra persona, en algún momento trae desacuerdos y con ello las discusiones.

Y no pasa nada, entra dentro de lo normal, y está claro que a nadie le gusta discutir, ya que es un momento de tensión, desagradable, pero a su vez tiene partes positivas como poder expresar emociones y sentimientos que de otra forma lo mismo no habría salido.

 

Pero está claro que no todo vale en este caso, y como todo en esta vida hay que saber cómo lo gestionamos. Ya que una cosa es discutir con nuestra pareja de forma ocasional, y otra que sea la canción de fondo de nuestra relación, porque eso quiere decir que no se solucionan los problemas que aparentemente producen esas discusiones.

Una de las cosas que más aparece en las discusiones es cuando uno de los  miembros de la pareja decide no hablar más, y se cierra totalmente en banda e incluso ignora a la otra persona, generando mucha frustración al otro, que quiere seguir discutiendo o hablando pero la otra persona no le deja.

 

Con el tema de los silencios es importante diferenciar dos aspectos muy distintos

  • Cuando mi pareja deja de hablar porque la conversación se está yendo de madre

Hay momentos en toda discusión que podemos perder un poco los papeles, a todos en algún momento de nuestra vida nos ha pasado, y es un punto a evitar si queremos mantener la relación. Porque es justo en estos momentos cuando somos más  dañinos y podemos decir o hacer cosas que le pueden doler mucho a la otra persona, y  una vez dicho no hay vuelta atrás.

 

Por lo que, cuando ese momento se está dando en nuestra discusión lo mejor es que ambos miembros de la pareja decidan parar de hablar, dejar que cada uno se vaya a otra habitación o a dar un paseo y que pase un tiempo prudencial y una vez más calmados se toma otra perspectiva del asunto e incluso muchas veces no se vuelve a discutir, porque os dais cuenta que era realmente una tontería con una fácil solución.

Esta técnica es sumamente útil, ya que ayuda a que las dos personas se tranquilicen, pero hay que hablarlo previamente, no vale de nada que uno de los dos coja y se vaya de casa o deje de hablar sin más, porque la otra persona no entiende qué esta pasando.

 

En cambio, si es algo que habláis y pactáis durante la discusión o antes, sabéis que el otro no habla por qué quiere que la situación se calme y que lo retoméis después. Por lo que ayudará a cesar una discusión dolorosa, y ayuda a que la situación no empeore.

  • Como castigo para la otra persona

Esta es la parte negativa, consiste básicamente en que la persona toma una actitud muy fría y distante con la otra y decide dejar de comunicarse con su pareja tanto verbal como no verbalmente. Esto genera mucha incertidumbre en la pareja, porque no entiende qué está pasando.

 

Por lo general esta actitud se mantiene sólo durante el periodo concreto de la discusión, pero si esta fase se alarga o se mantiene en el tiempo, esa persona está usando de forma voluntaria el silencio y el ignorar a la otra persona sólo con el fin de castigarla.

Esta forma de comunicarse y comportarse es tremendamente desadaptativa e inmadura, ya que no tiene ningún fin, de hecho sólo se consigue mantener el conflicto. No se propone ninguna solución, y aunque la otra persona lo intente, esta está totalmente cerrada en banda y no participa.

Llegados a este punto para la pareja ese silencio por parte del otro es muy incómodo además de doloroso, por lo que cederá a las demandas del otro, que aunque tenga razón, esta forma de conseguir que el otro cambie de idea no es muy adecuada.

Esto lo que hace que el otro finalmente se canse y por lo general ceda a las posibles demandas que le ha hecho el otro con tal de que termine con esa actitud tan dañina para ambos.

Por lo que podemos decir que si se hace así, es una forma de chantaje y de manipulación para salirse finalmente con la suya.

 


Es muy importante diferenciar una situación de otra, ya que la primera es adaptativa, ayuda a la pareja a calmarse y relajarse y tiene como objetivo que esta mejore y que pueda solucionar finalmente la situación, ayuda a que la persona que no tenía razón se de cuenta o se pueda llegar a un acuerdo con la pareja de una forma sana y adaptativa.

Mientras que la segunda forma, no deja de ser una situación muy presente en el maltrato, ya que lo único que busca es el castigo de la otra persona. La persona que deja de hablar no piensa en ningún momento si lo que él hace o no está mal, sólo quiere que el otro cambie de idea y hasta que no ceda a sus demandas no para.

 

Si  usáis el silencio para castigar a vuestra pareja o es la otra persona quien la usa con esos fines en contra de vosotros, es hora de tomar conciencia y hablarlo, ya que si eso se mantiene puede ser muy peligroso.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de pareja

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