La respuesta a cuantas veces has dejado de hacer algo que deseas porque “estabas sola”, en mi caso, durante un tiempo fueron bastantes.

Está claro que en general el ser humano es social, necesitamos y nos gustar estar en compañía y formar parte de un grupo. Pero también necesitamos nuestra individualidad y esto, a veces se nos olvida. Reconectar con esa individualidad es más difícil que hacerse el rabillo del ojo. Porque en general, el hacer cualquier cosa sola es algo estigmatizado e incluso para algunas personas, triste o malo.

A quién no le han dicho alguna vez, ¿pero por qué te vas ya, si para estar en tu casa sola…?

Umm…. ¿por qué motivo estar en mi casa sola es algo negativo? Acaso no puedo estar feliz y disfrutar de mi tiempo porque no estoy rodeada de una pareja, niños, padres, hermanos, perros, gatos, periquitos… basta ya, ¡me tengo a mi!

Y sí, a veces es duro, a veces me gustaría tener un periquito que me cante. Pero por lo general, no es que sea suficiente, ¡es que me sobro!

Ir al cine sola, comer sola, ir a la playa sola, viajar sola, visitar una galería de arte sola, tomar un cocktail en el rooftop de moda de tu ciudad sola…

Aparentemente, las normas sociales dictan que el ocio es para socializar y disfrutar con otras personas. Pero hasta donde yo sé, comer es una acción individual.
Comer no requiere de alguien a tu lado, (a menos que quieras que te separe el pescado de la raspa). Pero, sin embargo, en muchas ocasiones no nos atrevemos, ¿por qué? ¿nos aburrimos? ¿nos da vergüenza el qué dirán?

Si vas a comer sola, parece que tienes que llevarte un libro que demuestre que estás haciendo algo más. Y yo me pregunto ¿no te puedes dedicar única y exclusivamente a comer?
Estar sola no debería significar vivir  de manera angustiosa o intentar evitar la soledad a toda costa llenándola de planes o gente que realmente no nos hacen ningún bien.

Y la cuestión es que te puede gustar más o menos estar sola, tendrás etapas en tu vida en las que estarás más agusto o menos con esta situación. Pero la realidad radica, en que la soledad existe.

La soledad forma parte de nuestras vidas y por ello es importante que aprendamos no solo a aceptarla, o gestionarla, sino a DISFRUTARLA.

Y para empezar a disfrutarla debemos romper con el esquema que nos marca que no podemos hacer nada porque no estamos con otro.

Debemos transformar esa frase en nuestra cabeza que nos dice“ ay que pena que estoy sola” por el “que agradable es tener tiempo para mí y poder dedicarlo a aquello que me gusta”.

Y sé que esto es muy fácil decirlo y muy difícil hacerlo. Lo digo con la experiencia de vivir diez años  sola, y un año en otro país, (donde mi vida social está más que reducida).Pero sinceramente, aunque me queda mucho recorrido por delante, es un ejercicio que merece la pena hacer.

Y si te decides a emprenderlo, vas a ganar libertad, independencia y seguridad. Y además, vas a tener la oportunidad de afrontar tus miedos, porque al final, esta etapa no es más que otra fase en tu vida. Son unas vacaciones para ti, para poder encontrar todo aquello que te apasiona y darte la oportunidad de hacerlo.

¡Haz ese viaje a Berlín, ve a ese concierto underground que no interesa a ninguna de tus amigas, acude a esa exposición de arte a la que no vas porque otros se aburren! ¡ Saborea una taza de café por tu cuenta, y quien dice café, dice te, smoothie o lo que se te antoje! ¡lo que sea, pero hazlo! 

Porque si de verdad te apetece algo, porque no dejar de preguntarte cuántas veces has dejado de hacer algo que deseas porque “estabas sola”, y te preguntas ¿por qué hacerlo sola es un obstáculo para cumplir mi deseo?