Dejé a mi novio en San Valentín

 

¿Se os ocurre un mejor plan para pasar el catorce de febrero? Sí, señoras, ese día en el que mi única preocupación debería ser ir a unos grandes almacenes, porque ya ha pasado demasiado tiempo desde la última fiesta consumista, y comprarle a mi pareja un regalo para demostrarle todo mi amor, estaba yo en esos menesteres. 

Es una fecha que siempre me ha parecido una excusa para expiar culpas, o para que las personas parcas en palabras puedan expresar cuánto quieren a sus parejas, sin necesidad de hablar sobre ello. Pues ese fue el día que elegí yo para comunicarle a mi pareja, que quería dejarlo.  

Ya habréis notado que no soy gran amante de que exista una fecha concreta en la que haya que celebrar el amor. Pero resulta que a mi pareja sí le encantaba el día de San Valentín. Y así funcionábamos: yo no compraba nada y él lo compraba todo. El yin y el yan, el día y la noche. Pues esa no era nuestra única diferencia. De hecho, ese año estaba fallando todo y yo llevaba meses haciendo una lista mental de pros y contras respecto a nuestra relación. No nos iba bien ni sexualmente, ni comunicativamente, ni en cuanto a planes de futuro comunes. Ese es el caldo de cultivo perfecto para hacer una bolita de papel con nuestra relación y tirarla a la basura. 

Puede que os estéis preguntando si era necesario acabar con un noviazgo, precisamente el puñetero catorce de febrero. Pero ¿merece la pena pasarte el día del amor, fingiendo que todo va bien? A mí no me parece la mejor de las ideas. Y peor os lo voy a poner: la mía era una relación a distancia. A mucha distancia. Lo cual quiere decir que nos veíamos poquísimas veces al año. 

Si no quería pasarme los siguientes meses actuando como si nada, ni me parecía justo acabar con una relación tan larga usando el teléfono, no tenía más opción que despedirme de él el día de los enamorados. 

Lo curioso es que esta es una historia con final feliz: actualmente mantenemos el contacto y me consta que ambos estamos viviendo la vida como queremos vivirla y guardamos un bonito recuerdo de una relación que se terminó de la forma más madura posible. 

Solo me queda desearos a todas, que vuestras rupturas sean tan sanas como esta que tuve yo. 

 

Madamme Squelette