Que uno de los mayores gustazos que nos podemos dar sea llegar a casa y quitarnos el sujetador dice mucho de lo que supone llevar esta prenda. Aprieta, pica, deja marcas en la piel, los aros amenazan constantemente con apuñalarte etc ¿Demasiadas cosas negativas no?

En mi opinión el sujetador es un método de tortura. Llevarlo o no debería ser una cuestión de elección, pero seamos sincera hay muchas influencias en la sociedad y la industria de ropa interior que quiere lucrarse a costa de nuestros pechos, todo preparado para presionar y que nos pongamos el sujetador cada día. Debo añadir que una de las grandes presiones es la estética, el mal llamado «pecho caído», que acompleja a muchas, sobre todo cuando el pecho es grande o tubular.

Cariño tus pechos no están caídos, no tienen nada de malo y son preciosos, es la industria de la belleza la que es una mierda lucrándose de nuestras inseguridades mientras nos imponen un canon de tetas gigantescas y a la altura de la garganta imposible de alcanzar. ¡Qué les jodan, tus tetas molan!

Tal vez os hayáis planteado dejar de usarlo alguna vez, pero por un motivo u otro nunca lo lleváis a cabo. Por eso, yo una antigua usuaria de sujetador incluso para dormir, os voy a decir tres trucos que me ayudaron en la liberación de mis domingas:

 

Mejor empezar en invierno

El sujetador es una prenda que nos acompaña desde hace años, a veces desde la niñez, con lo cual no es fácil deshacerse de él de la noche a la mañana. Por eso te recomiendo empezar a dejar de ponértelo en invierno, cuando nos ponemos más capas de ropa, lo que nos hará sentir más cómoda ¡Lo bien que están las tetas bailando en una sudadera calentita!

Empieza por quitártelo en casa, para dormir y durante el día. Una vez te acostumbres a la sensación de tus domingas libres pasa al siguiente nivel, salir a la calle sin él. No tiene por qué ser siempre, empieza por un pequeño paseo, a comprar el pan, al sacar al perro etc ten siempre algo que hacer o un lugar al que ir a comprar algo para no estar pensando continuamente en que no llevas sostén.

 

Cambio progresivo

Si sientes que no puedes quitarte el sujetador sin más y salir a la calle, cambia al menos el tipo de sujetador. Pasa de los típicos con push-up y aros que parecen corsés, a los que son de tela sin aro ni relleno, como una pequeña camiseta. Cuando hice esto me sentí como en mi niñez ya que los primeros sujetadores que usé eran así. Podéis encontrar unos cómodos, bonitos y baratos en Primark.

Hay mujeres a las que les preocupa que se les marquen los pezones con estos sujetadores o al no llevar nada, una inseguridad más creada por este machismo de mierda. Porque cuando los pezones que se marcan en la ropa son de hombre no hay problema, pero si son de una mujer se la mira cómo si fuera Satanás. Las mujeres tenemos pezones, se marcan, se notan, se sienten. No tenemos que ocultar una parte de nuestro cuerpo solo porque existan machistas acabados de salir de la caverna #freethenipple

Evita prendas claras y finas cómo papel de fumar

Camisas, camisetas, blusas, jerseys blancos o de color claro cuya tela sea muy poco tupida te harán sentir incómoda ya que en la mayoría de los casos se transparentan dejando ver toda tu pechonalidad. Seguramente no querrás que te vean las tetas por la calle, incluso si haces topless o le das el pecho a tu criatura, una cosa es tomar el sol en la playa o alimentar a tu bebé y otra es enseñar las tetas por la calle mientras los demás no lo hacen.

Esto no significa que no puedas volver a ponerte una prenda de color claro en la vida, sino que tendrás que buscar unas de mayor grosor o llevar una camiseta debajo que evite que se trasparente.

Espero que estos trucos te sirvan en tu proceso de emancipación del sujetador, porque tus tetas no lo necesitan para nada. El sujetador es ese ex manipulador del que debes alejarte. Yo he conseguido vivir sin él, estoy segura de que tú también. De hecho, el solo uso sujetador de deporte cuando hago ejercicio para proteger mis lolas de un latigazo, pero nada más. He ahorrado dinero y ganado espacio en el cajón para mis miles de bragas.

Una vez que te acostumbras a no tener marcas en la piel, a no sentir la presión del sujetador apretado y al movimiento y caída natural de tus tetas ya no quieres volver atrás. Dejar de usar el sujetador también me sirvió como un acto de amor hacia mi cuerpo y de reconciliación conmigo misma. Este último verano he subido un nivel más, he hecho topless por primera vez en mi vida y ya soy adicta a la libertad de dejar mis pechos libres en todo momento.

Margot Hope