He pillado a mi hija poniéndose calcetines en las tetas.

Me asomé a la ventana para decirle algo cuando vi que se paraba frente al porche de la entrada, se los sacaba de la mochila y se los metía bajo el top.

Me quedé un poco en shock. No porque le preocupe el tamaño de sus pechos ni por el uso que ha encontrado para esa prenda de ropa. Sino porque de golpe he sido consciente de que mi niña ya es una chica. Y de que ha llegado a una de las etapas vitales más transcendentes y complicadas. No sé muy bien cuándo ha ocurrido, no lo he visto venir y me ha sorprendido. Pero me alegro de haberla pillado con los calcetines en la masa, a partir de este momento voy a estar más atenta y bien alerta.

Ahora debo ver cómo puedo ayudarla con todo en general, pero también con este tema en particular. Porque ella no se ha dado cuenta y es algo que debe saber: sus pechos no van a crecer mucho más.

Cuando era una chiquilla leí un libro que iba sobre una saga de brujas que solo podían dar a luz a niñas y que me marcó un montón porque en mi familia pasa lo mismo.

Mi bisabuela tuvo cinco hijas, mi abuela tres y mi madre otras tres.

Mi tatarabuela tuvo cuatro niñas y un niño, pero este falleció a los pocos meses y averiguarlo no hizo más que afianzar mis sospechas.

Entenderéis que durante años busqué hasta la obsesión señales de una posible magia o vestigio de una antigua maldición en mi familia, porque el patrón se reproduce sin excepción al menos en una de las mujeres de cada generación.

Pero nada, con el paso de los años asumí que era todo pura coincidencia y me obligué a aceptar que era una chica normal y corriente.

Eso sí, ya sea a causa de un hechizo, una condena ancestral o simplemente una genética fuerte y dominante, todas las mujeres de mi estirpe compartimos un rasgo común.

Que ya podía ser una constitución agradecida o un color de ojos precioso y extraño, pero no. Lo que nos define a todas, al menos a las que he conocido — conoció mi madre o de las que hay fotos — son nuestras tetitas talla mini.

Podemos ser altas o bajas, gordas o delgadas, rubias o morenas, pero ninguna pasa de una copa B.

Es lo que hay, es así.

Sólo hay un par de excepciones, una de mis tías y mi hermana la pequeña. Las dos tienen unos buenos pechotes con los que marcar canalillo, previo pago y paso por el quirófano.

Así es que, perpetuando el linaje, y de forma parecida a la de mis primas, mi hermana mayor tiene dos hijas adultas, la menor no tiene porque nunca ha querido ser madre, y yo tengo una hija adolescente.

Una a la que no le llamó la atención la historia de brujas que le conté hace unos años.

Fue tal la decepción que me llevé al ver que el tema no le emocionaba lo más mínimo, que me olvidé de la otra parte y no la previne.

De modo que ahora la pobrecilla se está llevando el chasco de ver cómo a sus amigas les crecen las tetas y a ella no.

Que no sé por qué somos tantas y tantas las que pasamos por esa fase, esos meses o años — algunas toda una vida — en los que nos comparamos con las demás y nos preguntamos por qué. ¿Por qué a ellas les ha venido la regla y a mí no? ¿Por qué a ellas les están saliendo las tetas y a mí no? ¿Por qué ellas son así y yo asá? Qué tortura.

En fin, lo que sí sé es cómo se siente y, con bastante seguridad, qué tamaño alcanzarán sus tetas.

Ya pasé por donde ella está hoy.

También me observaba en el espejo los botones mamarios que poco más llegaron a ser cuando me hice adulta. Miraba con envidia los escotes de mis amigas más avanzadas en crecimiento tetil y sí, hubo un tiempo en el que me ayudé de calcetines.

Yo tuve la suerte de tener una hermana mayor que, además de darme trucos menos cutres y más fiables, me ayudó también a aceptar mi cuerpo y a ver las ventajas de los pechos pequeños, que no son pocas.

Gracias a ella apenas si puse en práctica los truquillos, la cosa se quedó en esa fase, y mi incipiente complejo no llegó a más.

Ahora es mi turno de hablar con mi hija y hacer lo propio.

Espero conseguir que acepte y ame sus tetillas como yo acepto y amo las mías.

¡Deseadnos suerte!

Y si alguna compañera de pechos pequeñitos quiere compartir sus experiencias y consejos, aquí estaré pendiente para compartirlos con ella.

 

¡Gracias!

María.

 

 

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