Vengo del parque y vengo calentita.

No ha sido por nada especialmente grave, de hecho, lo que me ha molestado han sido un par de comentarios tontos. Pero me ha afectado porque no es la primera vez que me dicen cosas parecidas.

Creo que os lo estoy contando para desahogarme, ya que en el momento preferí pasar de polémicas y estarme calladita. Aunque tal vez un poquito también para ver si alguien está de acuerdo conmigo, o si al final se confirma que soy un bicho raro.

La conversación comenzó con un padre llevándose a rastras a su hijo porque ya iban a llegar tarde a la clase de inglés y el chaval no estaba por la labor de dejar el juego y despedirse de sus amigos. Cuando se fueron, algunas comentaron que estaban agotadas de pasarse la semana llevando a los niños de una actividad a otra. Otro nos contó que la suya iba muy contenta a todo, salvo a no sé qué cosa que no le gustaba, y que era una tortura porque se la montaba cada día antes de entrar.

Dramamá: Mi hija no va a extraescolares, ¿y?
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Ya no lo recuerdo todo con exactitud, pero el caso es que todos y cada uno de los padres y madres del grupo llevan a sus hijos a diversas actividades fuera de su horario escolar. Bien por necesidades de conciliación, bien porque creen que es beneficioso para los chiquillos o bien porque los propios niños se lo han pedido.

Por lo que sea, cada familia hace lo que más le conviene o lo que le da la real gana.

 

Dramamá: Mi hija no va a extraescolares, ¿y?

 

El asunto es que, en un momento dado, alguien me preguntó a qué tipo de actividades iba mi hija. Yo respondí que no iba a ninguna y, bueno, ahí fue cuando me cabreé porque fueron varios los que se mostraron incrédulos e incluso cuestionaron mi decisión.

¿No va a inglés? ¿No hace ningún deporte? ¿Ni pintura? ¿Manualidades? ¿Teatro? ¿Baile?

Y yo en plan: Bueno, que mi hija no va a extraescolares, ¿y? ¿Cuál es el problema?

Pues, según ellos, la estoy dejando atrás. Medio me dejaron caer, así un poco entre todos, que flaco favor le estoy haciendo a la niña.

Dramamá: Mi hija no va a extraescolares, ¿y?
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Estoy mermando su capacidad de aprendizaje y, entre otras cosas, no le estoy ayudando a prepararse para la siguiente etapa escolar ni para la vida en general.

Más o menos eso es lo que me han venido diciendo.

Como os contaba, en el momento no quise dar explicaciones. Porque no quería encenderme y porque es una cuestión que solo atañe a mi familia. Sin embargo, debo admitir que se me ha quedado el resquemor dentro.

A ver, la niña no se queda a extraescolares porque, por suerte o por desgracia, tengo un trabajo a tiempo parcial con el que gano un sueldo indignante, pero que, por otro lado, me permite recogerla a las dos en el cole, comer con ella en casa y pasar la tarde juntas.

Es cierto que no practica ningún deporte de equipo más allá de lo que hagan en el cole, no obstante, actividad física no le falta. El día que no patina, juega al futbol, salta a la comba o anda en bici. Va a la playa a la mínima que uno se puede poner un pantalón corto y, si el tiempo no lo permite y debemos quedarnos en casa, se pasa la tarde saltando y bailando.

 

Dado que tenemos la gran suerte de no depender de las actividades extraescolares para poder conciliar, hemos decidido priorizar la infancia de nuestra hija por encima de su educación. Por decirlo de alguna manera, ya que es obvio que la niña va a colegio, hace sus tareas cuando las tiene y nos preocupamos de que le vaya lo mejor posible a nivel académico.

Dramamá: Mi hija no va a extraescolares, ¿y?
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Pero es que es una niña de tan solo siete años.

Antes o después irá a la escuela de idiomas.

Practicará algún deporte concreto en cuanto le apetezca o sepa cuál le gusta.

Irá a refuerzo escolar siempre que lo necesite.

¡Tiene toda la vida por delante para hacer ese tipo de cosas! Pero solo va a ser niña una vez y no por mucho tiempo.

Si es que, a pesar de que yo no se lo digo a nadie porque es meterme donde no me llaman, a mí me dan mucha pena los niños que pasan más horas en el cole y las actividades que sus padres en sus jornadas laborales. Me dan mucha pena los niños que no saben aburrirse por el simple hecho de que no tienen tiempo para hacerlo.

Por eso seguiremos sin apuntarla a actividades tanto como nos lo podamos permitir.

Y estoy bastante convencida de no ser una mala madre por ello.

¿Me equivoco?

 

Anónimo

 

 

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