El chico Spanglish

 

A ver por dónde empiezo. Al poquísimo de mudarme a la gran ciudad conozco a mi vecino que resulta ser un encanto de tío, que me hizo el favorazo del siglo cuando éramos casi desconocidos y surge muy buen rollo. No fuimos pareja ni tuvimos un rollete ni nada, pero sí una relación muuuuy cercana, de pasar mucho tiempo juntos, tener un grupo de amigos, etc. Era buen tío, pero tenía una pega: hablaba en Spanglish.

Me explico. El chico no era extranjero ni de padres de diferente nacionalidad, más allá de sus viajes como todo el mundo y una beca Erasmus por Centroeuropa no había una justificación para que la mitad de su discurso fuera en inglés mal pronunciado. Porque no tenía acento de Oxford, no, el muchacho era de Ciudad Real nacido y criado y con 20 y pico años se jactaba de su colegio bilingüe. Ok.

A veces, te hacía gracia, porque te decía de hacer un break para un coffee y eso sonaba a anuncio de los 2000. Es verdad que la gente se ha ido malacostumbrando a los anglicismos y que más o menos lo tenemos naturalizado; vamos que nadie se asusta por escuchar break ni coffee, pero de verdad que este chico lo llevaba a otro nivel. 

Conmigo no solía tener problemas para hacerse entender, porque he sido profe de idiomas y eso te curte el oído, pero me ponía muy nerviosa cuando me decía que no sabía qué película era Solo en casa, que esa película no podía ser tan famosa, que ni le sonaba de oídas. Y yo en el metro haciéndole el teatrillo de los ladrones dándose de hostias por la casa de Macaulay Culkin a ver si se ubicaba hasta que, por fin, me decía: “Ahhhhhh, querrás decir HOME ALONE”. ¿¿En serio??

Más de una vez nos picamos porque de las pelis actuales suelo saber el título original y el español, pero en su caso si no me sabía el título original de una película americana de los 80 me hacía sentir el ser más cateto y ruin sobre la Tierra. Lo mismo con las series, daba igual si hablabas de alguna superconocida que hayan echado en la tele hasta decir basta porque él vivía en su burbuja bilingüe y me hablaba de How I met your mother o Two men and a half

Cringe, hype y random formaban su Santísima Trinidad, pero esto no es nada. Porque el día que de verdad tuve que darle un toquecito fue el día que lo ayudé con su mudanza. Sí, nuestra relación fue tan intensa como fugaz, se mudó de piso al cabo de los meses y lo acompañé a comprar unas cosas. Íbamos de vuelta cuando me dice muy serio que tiene que pararse a mirar no sé qué. Digo no sé qué porque mi oído no distinguió lo que dijo en plena salida del metro con todo el bullicio. Supuse que iríamos a alguna tienda más, así que tampoco le di importancia.

Caminamos por la avenida charlando y riendo y pum, se paró en seco delante de unos contenedores. Me lo quedé mirando sin saber muy bien qué hacía, porque parecía que estuviera viendo una aparición. Le dije: “¿Qué te pasa?” A lo que contestó: “Es que por ahí veo que asoman unas (palabra inteligible) pero no sé si merece la pena que las coja, porque igual están un poco guarras …” Yo seguía sin enterarme de qué iba todo y disimulaba porque se picaba mogollón cuando le decía que no lo entendía. Se le fue el flush ese que le dio y continuamos el camino a casa. Cinco minutos después me hizo la misma movida, pero delante de un super y ya me estaba rayando demasiado: “Tío, ¿qué buscas? ¿qué te pasa?” Por fin todo empezó a cobrar sentido:

“Que estoy mirando las BOCSIS, pero no veo ninguna de buen tamaño.”

¿Las bocsis?

“LAS CAJAS, HIJA, QUE NO TE ENTERAS.”

Os prometo que no decía BOXES, decía BOC-SIS con micropausa, y sin contexto yo no sabía lo que me decía. Efectivamente, se había picado, como siempre, y le tuve que saltar:

“El que no se entera eres tú de que me vas a comer todo el PUSSY (para que me entendiera) como no me hables más claro. Que lo de cringe o random te lo paso porque lo dice todo el mundo, pero decir coffee, keys, laptop o BOC-SIS no te hace más moderno, te hace parecer cateto. Es como si yo digo ahora que cuando llegue me voy a poner a leer una magazine o un book

Le sentó mal, pero creo que se dio cuenta de que igual se le había ido de las manos, porque se moderó bastante y en lo sucesivo empezó a sonar a veinteañero estándar que pasa mucho tiempo en internet en vez de a relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor.

 

Ele Mandarina