¿HAS HECHO YA TU CLICK MENTAL HERMANA?

 

Si no has hecho tu click tía ¿a qué esperas?, únete a la red de mujeres number one en la que con un par de ovarios y su poquito de ayudita para la bajona ansiosa, consigues dar portazo a lo que te inquieta, te atormenta y te perturba.

Ahora que (espero) tengo tu atención, y piensas “¿qué nueva modernidad me estoy perdiendo?”, te diré que el secreto está en tu interior, si si, Hakuna Matata y todo el tinglao espiritual que te voy a contar reside en tu cabeza, escondido a la vista o al fondo, pero está y pretendo animarte a buscarlo si tú quieres.

¿Ya viene la pesada de la maternidad?, Bueno, sí un poquito, pero keep calm que no vengo a lo de siempre.

En un tiempo en el que las ‘perfect moms’ invaden, colapsan (aburren) y te destrozan la autoestima, que por momentos quiere volver a crecer en tu interior, vengo yo a contarte una historia más, que a lo mejor te ayuda a comprender que de perfect poco y de real too much.

Allá por el 2019 en este círculo vital que muchas vivimos en el que casa, boda y embarazo se suceden, llegó mi bebé, lo más maravilloso del mundo sí, pero también el efecto dominó que desencadenó mil cambios en mi vida. ¿Todo color de rosa? Obviamente, no.

No pretendo entrar en terrenos muy maternales como el cuidado, alimentación, la falta de tiempo, la depre y este tipo de temas que, aunque muy comunes, no ahondan en lo que quiero hablaros: el CLICK MENTAL.

Mi click mental se produjo bastante tiempo después de parir. Ya me estaba dando yo cuenta de que esto de ser mamá además de complicado, te transforma, pero no fue hasta que vi acercarse la fecha de vuelta al trabajo, cuando mi cabeza dijo:

  • «Ya no eres igual mamita»
  • ¿Igual a qué?
  • A la de antes, señora.

Y no es que solo cambiara mi forma de vestir, mis hábitos (fiestas), mi vida social y mis horarios, es que ahora nena, veo diferente lo que antes aceptaba como normal. Las relaciones con la gente que me rodea, las prioridades, el tan manido “el mundo que dejas para tu descendencia” y mi forma de afrontar los problemas, son totalmente diferentes, mucho más conscientes e infinitamente más saludables

Ahora además de mirar por mi peque, miro por el camino que hago y si es necesario… lo deshago (y barro y friego para que se quede curioso).

Pienso en las veces que (laboralmente) he dicho sí cuando en realidad quería decir «ni loca», la cantidad de situaciones en las que me he mordido la lengua y apretado los puños de la rabia y la impotencia y lo que más me avergüenza … lo hipócrita que he sido con compañeros por estar a medio camino entre los mandamases y el pueblo llano.

Y digo vergüenza, sí, porque, aunque mi psicóloga dice que de eso nada, que la vida te da papeles que uno gestiona como buenamente puede; a día de hoy me sigue pesando esa sensación de no haber dicho “basta, hasta aquí”, mucho antes.

Os pongo en situación rápidamente: me incorporo al trabajo, me (castigan) bajan de categoría por haber estado de excedencia (oh what a surprise, yo? La que parecía la number one intocable? Spoiler: si tu sí, y me dicen que es temporal  y que lo comprendiera, que no puede ser todo como antes. Yo me harto, pienso poco, actúo rápido y saco los pies del tiesto en el que años antes mis pies eran unas raíces tan profundas que ni los veía (para ascender mucha basura has de comer, decían).

Resumen: dignidad alta, mal trago, acoso laboral y reducción de jornada para preparar unas oposiciones y tener algo de vida.

Del tema de cómo me meto en el jardín de unas opos con peque, trabajo (suplicio), casa y aspiraciones a respirar … mejor hablamos otro día. 

Esto no va del súper consejito del día, ni de motivación, esto trata de decirte a ti, que puedes cambiar, puedes pegar el portazo que llevas tiempo queriendo dar. Puedes decir en voz bien alta que no aguantas más y rotundamente sí, puedes y debes anteponerte a ti y a lo que te haga bien.

Conclusión: cambia o no cambies si estás zen y fluyes con tu vida, pero si llega el momento de un click mental, puedes y podrás. Palabra de tecleadora de clicks.

 

VERÓNICA R.D.