En mi familia somos 4. Mis padres y mi hermano, 4 años mayor que yo. Durante la adolescencia hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero a día de hoy puedo decir que nuestra relación es muy estrecha. Es por eso que la historia que voy a contar me hundió casi como si me hubiera pasado a mí.  

Mi hermano tenía novia desde bien jovencito. De estas parejas que llevan toda la vida juntos. Imaginaos pues que esa chica era una hija más para mis padres, y una hermana para mí, después de 15 años de relación con mi hermano. Un día nos dieron la gran noticia de que estaban embarazados. Nos pusimos muy contentos y ellos lo estaban aún más. Veía a mí hermano con un brillo en los ojos que jamás había tenido, pero la sorpresa le llegó cuando nació su hijo. 

Era un niño precioso, regordete y con unos ojos enormes. Sin embargo, había algo que no cuadraba demasiado, ¡Era pelirrojo! No es que tuviera un tono rojizo, es que su pelo era naranja como una zanahoria, hecho que fue más notorio conforme el bebé fue teniendo unos meses. Y diréis: ¿Qué tiene de malo? Pues que tanto la novia de mi hermano como él son morenos de pelo negro.  

El brillo de los ojos de mi hermano se fue desvaneciendo conforme veía que el pelo de su hijo cada vez era más naranja y la verdad, a todos nos surgió la duda porque era algo muy extraño.  

Vivimos en un pueblo de no muchos habitantes, y el tema era la comidilla de cada día. Un día hablé directamente con mi hermano y me dijo que su corazón le decía que lo dejara estar, pero que su cabeza no hacía más que pensar que ahí había algo raro. En la pandilla de mi hermano, todos son morenos excepto un chico que es pelirrojo y así se le conoce en el pueblo, como “el pelirrojo”, ya que es la única persona con el pelo así. Mi hermano me dijo que creía que su hijo no era suyo, si no de él. 

Yo intenté quitarle hierro al asunto y le dije que a veces esas cosas pasan, que son caprichos genéticos y que veía incapaz a su pareja de hacerle algo así.  

Mi sobrino siguió creciendo y cada vez se iba pareciendo más al “pelirrojo”. No sólo en el pelo, es que de cara eran clavados. Mi hermano no pudo más y cuando el bebé tenía unos 8 meses le pidió una prueba de paternidad a mi cuñada. Por supuesto ella se lo tomó fatal, y estuvieron unos días separados, pero mi hermano tenía todo el derecho legal de saber si su hijo era realmente suyo. 

La prueba de paternidad se llevó a cabo y cuando llegaron los resultados… para sorpresa de nadie, ese hijo no era suyo. El resto del pueblo tardó nada y menos en enterarse de la noticia y todos pensaban lo mismo que mi hermano.  

Finalmente se descubrió el pastel. La que creíamos la cuñada, novia y madre perfecta, había estado engañando a mi hermano desde hacía años, hasta el punto de tener un hijo con su amante, saberlo y hacer creer a su pareja que el hijo era suyo.  

El palo fue enorme y en mi casa se vivieron tiempos muy duros, pero mi hermano salió adelante con mucha ayuda y paciencia. Mi ex cuñada se fue del pueblo.

A día de hoy, mi hermano tiene un hijo con otra chica. Los dos son morenos y el niño en este caso, tiene el pelo negro como el azabache. 

 

Relato escrito por una colaboradora basado en una historia real