La semana pasada preguntamos en redes cuál era vuestro mayor miedo derivado de esta pandemia. Recibimos cientos de respuestas pero la más repetida fue: miedo a perder mi trabajo / no encontrar trabajo.

Así que vengo a contaros mi experiencia.

Seamos honestas, con tanta Covid como hay ahí fuera la cosa laboral está calentita nivel desierto. Que si la empresa ha quebrado, que si tu trabajo no puede hacerse online, que si tu poquito de ERTE, que si justo ahora que nos hemos mudado a un piso más caro… Aquí no hay quien pare y, cuando creíamos que el apocalipsis de la crisis de 2008 se nos estaba pasando, zasca, la primera pandemia en la frente. 

¿Tú no? Pues a mí se me pusieron los pelos de punta el otro día cuando vi un sobre encima de mi mesa con un post-it de lo más amenazador, un post-it bomba, un post-it de esos que hacen que tu vida laboral pase por delante de tus ojos en un segundo: “Fírmalo, por favor”. 

Mi psicóloga me tiene bien explicada la función que tiene el miedo para mi supervivencia pero yo, que soy muy de sentir, me convertí en un instante en un ratoncito acorralado frente a las hienas de EL rey león observando aquel papelito amarillo. 

Entré en un ataque de pánico. Mi psicóloga suele decirme que no exagere, que solo soy un poquito hiperreactiva. Ella lo llama ansiedad, me dice que mi cuerpo habla, que se prepara para la acción, vemos cómo puedo autorregularme… pero es que todavía no hemos llegado al capítulo en el que a-pren-do a hacerlo. Estoy en ello, ¿vale?

Presa, como digo, de mi hiperreactividad de mierda, cogí el sobre, lo abrí, miré a mi compañera de enfrente como un cordero degollado, ella me miró como quien mira a una pobre trabajadora desahuciada… Y saqué mi nómina del mes pasado para firmarla. 

Ya está, era solo eso: no era un burofax tipo patada en el culo, era mi maldita nómina esperando que la firmara y siguiera con mi vida. Y lo peor es que ahora voy a tener que explicarle a mi psicóloga que soy eso, una paranoica que peta delante de un sobre porque cree que la van a despedir y ya nadie la querrá. 

Pero que levante la mano la que no ande estos meses con la mosca detrás de la oreja, que es leer las cifras del paro y a ver quién se siente a salvo en esta jungla. 

De acuerdo, me digo, piensa: tu psicóloga te dijo en vuestra videoconferencia del otro día que el miedo está ahí para protegerte de tus propias imprudencias (nota mental, no firmes hipotecas en medio de una pandemia, gracias). 

Te explico que debes tomar conciencia de cómo sientes esa angustia en tu cuerpo, de qué pensamientos cruzan tu mente como el rayo que no cesa cuando estás en modo ratoncito y de las conductas que haces (yo huir, huir, ¡sí, huir!). 

Y que te prepares. No, si yo prepararme me preparo. Vivo en el futuro y ya veo la catástrofe, parece que vengo a la oficina en el DeLorean.  

Yo no sé qué va a pasar el mes que viene, que adivina tampoco soy. Sin embargo, sí sé que no quiero ir por la vida pegando un brinco cada vez que mi jefa me llame a su despacho, cada vez que vea un mail sospechoso en mi bandeja de entrada o cada vez que vea una notita-bomba encima de un sobre-bomba colocado con amor sobre mi mesa-bomba. 

Creo que en la próxima sesión que tengamos tengo un par de cosas que repasar con mi psicóloga. Prometo no mentirle sobre mi síncope con la nómina, sé que ella no me va a mirar como si pensara que soy una maldita desgraciada que no aprende. Venga, que yo puedo. 

Ante esta situación con la que muchas nos sentimos identificadas, los psicólogos de ifeel (plataforma de terapia online) nos recomiendan:

  1. Prestar atención a las emociones: todas son normales y tienen su función, pero si más que emociones son sufrimiento entonces pide ayuda. 

 

  1. Puedes relativizar, respirar profundo, pensar hasta diez antes de hacer algo… para ir tirando. Si ves que no es suficiente, entonces hay que profundizar con un profesional. 

 

  1. Las emociones nos hablan sobre cómo afrontamos e interpretamos la vida. Escucha a tu miedo y presta atención a lo que te dice. Si no son buenas noticias, igual debes hacer algo con ello. 

 

  1. Aprende a distinguir entre prepararte para lo que pueda venir y anticipar que la catástrofe ocurrirá seguro. Verás que hay una clara diferencia.

 

  1. Protégete de las amenazas que te vas encontrando, pero no permitas que tu vida se convierta en una huida permanente. Si todo es una amenaza, mejor háblalo con tu psicólogo. 

 

Si necesitas hacer una consulta más personal, te recordamos que puedes empezar tu terapia online on ifeel con un descuento de 25€ con el código WELOVERSIZE.

 

 

Post patrocinado