No tuve una infancia especialmente horrible o maravillosa, me atrevería a decir que fue más bien básica. Sin embargo, mi adolescencia fue la peor etapa que jamás he vivido. De los 13 a los 18 fui víctima de bullying por toda mi clase, solo tenía a mi lado a una única amiga, ahora, diez años después, mi mejor amiga me ha confesado que fue ella quien me hizo ciberbullying.

En clase todo el mundo se reía de mí, me pegaban, me encerraban en armarios, me tiraban papel mojado por encima de la puerta del baño, se limpiaban las manos si tocaban algo que yo hubiera tocado antes (esto era de los detalles menos crueles, pero uno de los que más me marcó, no sé muy bien por qué).

Finalmente todo pasó, salí del instituto, me fui a la universidad a otra ciudad y empezó una nueva vida para mí. Empecé a ir a terapia a los 22 años y a día de hoy soy una persona complemente nueva. Veo fotos de mi yo adolescente y solamente quiero abrazarla, quererla y cuidarla; pero no me termino de identificar con ella, es como si todo aquello fuera otra vida que no es mía.

Pues bien, durante toda la adolescencia había un perfil en Tuenti que se dedicaba a poner a parir a gente del instituto, era anónimo, nadie sabía quién lo llevaba, todo muy Gossip Girl. Todo el mundo podía aparecer ahí, pero en especial se cebaba conmigo. Si en total se subieron ahí doscientas publicaciones, ciento cincuenta eran sobre mí.

Se inventaba cosas, decía que no me cambiaba las bragas nunca, que había probado mi propia regla, que se la había chupado a mi primo y tenía pruebas… Cada cosa que ponía era mi tortura de la semana, era horrible, de verdad, no tenía ni idea de cómo gestionarlo. No fui capaz de pedir ayuda, no fui capaz de confesarlo, jamás lo compartí.

A mis padres les llegó algún que otro rumor, me preguntaban si era verdad, yo lo negaba y lo dejaban estar. Tampoco indagaban demasiado, no preguntaban de más, se conformaban con la respuesta que les diera, les daba lo mismo. Era agotador, no tenía a nadie, me sentía sola ante el peligro.

Pues bien, mi única amiga era mi amiga en secreto, en el instituto nunca íbamos juntas porque me explicaba que si nos veían juntas a los dos nos harían lo mismo.

¿Era una mierda? Sí, pero era mejor que nada. Luego por las tardes se venía a casa, merendábamos juntas, jugábamos al chat roulette, estudiábamos, nos echábamos unos sims… Eran los momentos más felices de mi semana. 

Mi mejor amiga me ha confesado que fue ella quien me hizo ciberbullying

Yo con ella era feliz, aunque fuera a escondidas, de puertas para dentro, aunque viera cómo en el instituto fingía no conocerme, yo me agarraba a un palo ardiendo, yo con ella tenía mi edad, yo en esos ratitos era persona. Llegué a confundir mis sentimientos, creía que era lesbiana, creía que estaba enamorada de ella. 

Ahora con el tiempo ya salí del pueblo, me vine a vivir a una ciudad grande, fui a terapia, conocí un grupo de gente maravillosa, me eché un novio con el que llevo ya cuatro años y soy otra. Cada vez que vuelvo al pueblo quedo con ella, hablamos todas las semanas, nos mandamos audios, mantenemos una relación preciosa, es mi mejor amiga. Siempre hablo de ella a todo el mundo. 

Pues el otro día me enteré de la manera más estúpida que ella era la que estaba detrás de la cuenta de Tuenti que tanto dolor me causó. Quedamos a tomar café, vino un chico del pueblo, estábamos recordando cosas de aquella época entre risas (ahora me puedo ‘reír’ porque lo tengo más que superado, aunque escueza siempre un poquito) y él lo dijo.

‘Te acuerdas de aquella cuenta de Tuenti que tenías, menuda bicha, no dejabas títere con cabeza’. 

Se paró el tiempo. La miré. Me miró. Te lo puedo explicar. Dejé de escuchar, dejé hasta casi de ver, ¿era ella? ¿había sido siempre ella? No me lo podía creer, no me lo quería creer. Él dijo algo como ‘Ah, ¿es que no lo sabía? Si lo sabe todo el mundo’. 

Me levanté, fui a casa, me metí en mi habitación y volví a tener 15 años, volví a sentirme pequeña, inválida, dependiente, podrida. Lloré y lloré y lloré. Lo tengo superado, más que superado, pero aquello me hizo volver años atrás, volvió a despertar todas las inseguridades, el miedo, el pánico. 

Tuve un ataque de ansiedad, llamé a mi psicóloga (tengo su número para urgencias) me tranquilizó, hablamos, paré, dormí y cuando me desperté me hice la maleta y me fui a mi piso, al apartamento que tengo alquilado con mi novio. Se lo conté, lloré otra vez, salimos fuera, pedimos chocolate con churros y me prometí mientras me terminaba la taza que no iba a dejar que me afectara.

Suficientes años me robaron ya como para ahora volver a darles el poder que conseguí quitarles. Nunca más.

La he bloqueado de todas partes, no sé si es un comportamiento adolescente, pero no quiero saber nada de ella. Me había escrito por todas partes para que la dejara explicarse, que de eso ya hacía mucho, que era de las personas más importantes de su vida, que necesitaba pedirme perdón, que no podíamos perdernos.

No sé si algún día quedaré con ella, si algún día la querré escuchar, si algún día la dejaré hablar. Hoy no. No puedo, no quiero y no me da la gana. 

Foto de Марина Вотинцева en Pexels

 

Anónimo

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