En la vida a veces, para ser felices, tenemos que ser egoístas.
Esa frase me la dijo mi hermana, Gen Z de la cabeza a los pies, y fui incapaz de articular palabra posterior. Porque puede que tildemos de egoístas a las nuevas generaciones, pero en realidad, razón no les falta, lo mires por dónde lo mires. Así que quizás, deberíamos empezar a considerarles más bien individualistas. Porque hoy en día, sinceramente, sálvese quién pueda.
Me debato interiormente en dejarme arrastrar por los boomers y por gran parte de los millenials, con la creencia de que son superficiales y codiciosos, si no cosas peores, o abrazar el positivismo y la bofetada de realidad que traen estos nuevos aires. Predicamos que es una generación que deja bastante que desear, echada a perder, cuando en realidad son el resultado de las numerosas crisis y del empobrecimiento de la sociedad. Y lo que nos queda, en vista de las circunstancias.
Y por esas mismas circunstancias, yo los llamaría luchadores. Ha comenzado un florecimiento de jovencitos que rompen con los cánones de estudiar la carrera que eligió todo su árbol genealógico, y prefieran lanzarse al mundo de la fotografía, de la música, del cine o de lo que sea que les nazca, como hacerse youtuber. Porque si hay algo que son, y no le deberíamos quitar mérito, es emprendedores. Quizás pensemos que tienen poco que perder, y, sin embargo, en el mundo actual, con la presión de las redes sociales, la comparación, el éxito y la competitividad, corre en peligro una de las cosas más preciadas: su salud metal.
Muchos de los movimientos que han resurgido cual Ave Fénix, como el body positivism, el ponte lo que te salga del moño, quiere a quien quieras querer y se, en definitiva, quién tú quieras. Seamos sinceros, si no fuera por ellos, ¿existirían hoy en día los 33 tipos de sexualidades diferentes y la diversidad del género? Han conseguido dinamitar muchos de los roles, y me aventuro a decir, que todavía se vienen muchos cambios más. ¿Se habría dado tremenda voz al bullying, o a cualquier otro tipo de acoso e incluso el suicidio? Vienen haciendo mucho ruido, ruido reivindicativo, por el cambio climático, por los derechos de las mujeres, por las injusticias de la sociedad. Son solidarios, como lo eran nuestros abuelos y se perdió todo en el camino, están liberados sexualmente y visten como les sale del toto, con los pelos que quieren y los tatuajes que se pueden permitir. De verdad, yo os digo que hacía AÑOS que no veía semejante variedad de looks, parece que se han extinguido las tribus urbanas, y hoy en día, todo vale.
Pues palante, abracemos esa libertad, aprendamos de lo nuevo y llenemos de esperanza. Seamos realistas con que el cambio ya está aquí, y vamos todos a arrimar el hombro, a defender el cambio. Yo creo que dentro de un tiempo, estaremos orgullosos de haber sido partícipes.
Paula May