Has leído bien: yo en Navidad ceno con mi familia y mi chico con la suya. Lo que para muchos es lo más normal del mundo, otros los consideran una aberración.

Chica, fuera de lo normal es Gerard Butler en una bañera. Pero que mi chico y yo pasemos 1 cena al año separados, no creo que sea como para alarmarse.

El tema es el siguiente, cuando formalizas una relación, tu entorno espera que empieces a irte de vacaciones con tu novio, que salgáis de fiesta juntos, que os mudéis  juntos a un piso y por supuesto: paséis las Navidades juntos. ¡JUNTOS, JUNTOS Y JUNTOS!

Yo solo digo una cosa: ¿Alguna vez te has ido de viaje sin tu pareja? ¿Qué tal el revolcón del reencuentro? Pasar unos días sin tu pareja, en muchos casos es bien señores, es bien. No hace falta estar unidos como dos siameses e ir a cagar de la mano. Que cada uno tenga su entorno, su familia, sus amistades y su espacio es MUY sano.

“Es que siempre se ha hecho así” Pues mira, yo no lo hago así y punto.

Tenemos que empezar a normalizar que cada pareja establece sus propias normas, costumbres y acuerdos. 

Cada año, cuando me preguntan cómo nos organizamos en Navidad, me da la sensación de que tengo que justificarme mil veces para que la gente no piense que estamos en crisis. Me paso más de 20 minutos explicando por qué en Navidad yo ceno con mi familia y mi novio con la suya y me parece ridículo.

Que una pareja tenga una dinámica completamente diferente a la que has conocido no quiere decir que se quieran menos o que no sea una pareja “de verdad”. Simplemente tienen la capacidad para identificar y respetar las cosas que funcionan para los dos. Así es como se construyen relaciones sanas. Si lo único que te permites con tu pareja es acatar normas sociales y comportarte como tu entorno pretende, la salud de la relación se va a agotar más rápido de lo que se me agotan a mí los Mcflurrys.

En Navidad yo ceno con mi familia y mi chico con la suya ¿Porqué? ¡Por qué nos da la gana!

Los dos tenemos muy buenos recuerdos de las Navidades en familia y tanto él como yo, tenemos familiares que vemos muy pocas veces al año. Los dos queremos beber, charlar y bailotear con nuestros tíos, primos y otros familiares. Tanto en su casa como en la mía se arman buenas jaranas. Nos lo pasamos muy bien y al día siguiente, nos ponemos una peli Navideña y nos contamos de resaca, cómo el tío de mi madre no podía ni pronunciar la R en el segundo canapé.

Después de la pandemia, cada vez que nos queda más claro que nada tiene garantías. La Navidad es lo único que nos queda a los dos para reunirnos con nuestros familiares y por una noche al año, volver a ser niños. ¿Vamos a renunciar a eso?

En Navidad yo ceno con mi familia, no es tan complicado de entender.

Tanto mis padres como los suyos todos los años nos preguntan «¿Este año vienes sol@?» Y la respuesta seguirá siendo la misma hasta que un día decidamos hacerlo de otra manera. Seguramente, cuando tengamos un hijo ya no podremos vivir la Navidad a nuestra manera y tendremos que pensar en pasarla juntos. Pero por ahora, hacemos uso de nuestra libertad de la manera que mejor nos hace sentir a los dos.

Él sabe que estoy deseando que llegue Navidad para reunirme con mi familia, al igual que él desea reunirse con la suya. ¿Por qué uno de los dos tiene que renunciar a eso? ¿Para qué nos consideren una pareja de verdad?

M.Arbinaga