Encontrar la mascarilla perfecta creo que es imposible. Pero encontrar una que haga lo que promete no lo es tanto.
Se acerca el verano, y con él la época de lucir pies con las sandalias. Y la verdad es que, tras todo el invierno con calcetines y zapatos cerrados, nuestros pies han sufrido un poco y posiblemente tengamos la piel reseca e incluso alguna que otra dureza. Antes que nada, lo primero que hay que hacer es ir al podólogo para que nos las quite bien, pero luego siempre podemos mantener los pies perfectos en casa. Y es que algo que se nos olvida a veces, es que los pies también acumulan pieles muertas —no solo en las durezas— y estas impiden que la piel de debajo se nutra y respire cuando nos ponemos cremitas.
Y aquí es donde entra esta mascarilla: la mascarilla exfoliante para pies de Loua. La encontré de casualidad un día, marujeando por Primor como cada vez que voy. Cuando la vi, me llamó la atención el paquetito y decidí llevármela a casa. ¡Y vaya si fue un buen descubrimiento!
Es importante que vayamos a hacerlo cuando tengamos un tiempo largo para nosotras, porque el proceso lleva alrededor de una hora. La mascarilla en cuestión son dos calcetines gorditos de plástico, con otro calcetín de la misma tela que las mascarillas dentro, impregnado del producto. Así que lo que hay que hacer es recortar los bordes de los calcetines con cuidado para abrirlos, meter un pie en cada uno y cerrarlos con la tira adhesiva que viene en cada calcetín.
De ahí, tendremos que esperar una hora, tranquilamente, para que haga efecto. Mi recomendación es que os paséis esa hora sentadas o tumbadas tranquilamente, porque los calcetines y el producto resbalan, y queremos tener los pies hermosos, no rotos.
Cuando pase esa hora, con mucho cuidado hay que ir al baño, o tener un barreño con agua templadita al lado, y enjuagar nuestros pies bien. Los secamos y tiramos los calcetines a la basura. La primera parte del proceso es ese.
La magia empieza unos cuatro días después más o menos. Y es que, aunque hayamos retirado el producto, este ya se ha colado entre las capas de la piel muerta y ha seguido haciendo su trabajo. Poco a poco, veremos que el pie se empieza a despellejar y que podemos ir retirando la piel muerta con los propios dedos suavemente. Sin dolor, sin molestia… Y la verdad es que es bastante satisfactorio hacerlo. La piel que queda debajo, que es la nueva y sanita, está súper suave y lista para que la cuidemos bien.
Desde que descubrí esta mascarilla, la uso una vez cada mes y medio o así, y me deja los pies estupendos. Una vez que se ha retirado la piel muerta, y sin haber dejado de hidratarme los pies, a veces uso la mascarilla hidratante de la misma marca. También son unos calcetines y se usan del mismo modo, pero no dista mucho de mi mascarilla hidratante habitual.
Si os queréis hacer con ella, la podéis encontrar en Primor a un precio de 3,99€, aunque en muchas ocasiones, en la web está rebajado. ¡Espero que me contéis vuestras experiencias con ella!
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