Esto que voy a escribir es jodidamente duro. No lo he pasado peor en mi vida. Siento que se me ha acabado la vida, que estoy en una cárcel y que mis sueños y el futuro que yo quería para mi se han esfumado como arena entre mis dedos.

Esta mañana me han dicho que estoy embarazada.

La noticia no ha sido un jarro de agua fría, ha sido una espada de hielo atravesándome el pecho, traspasándome el corazón, la vida, y hasta el alma.

Y resulta que el estado de gestación ya es demasiado avanzado como para abortar. Manché los primeros meses, suelo tener reglas muy flojas y no pensé nada raro. Hasta hace unos días no sentí nada raro.

Me quiero morir.

YO NO QUIERO SER MADRE.

Y nunca, desde pequeña, he querido serlo. No tengo instinto maternal y no siento afán por los niños, con ciertas excepciones. 

Mi plan de vida siempre ha sido disfrutarla y ser feliz, sin nada ni nadie que me ate, salvo mi pareja y mi perrete. Yo deseo salir, dormir hasta tarde, currar en lo que me guste, viajar, improvisar, disfrutar de todo mi tiempo de ocio para mí, y tener las responsabilidades justas.

Y hoy, todo eso se ha ido al garete.

Además, yo es que tengo muy seguro que no sería una buena madre al uso. Soy desordenada, vaga para limpiar y para llevar un hogar…es que, si no soy capaz de llevar una casa, ¿me explicas tú cómo voy a encargarme de un ser humano? Imposible.

Si a eso le añadimos el tema emocional, físico y psicológico por el que sé que voy a pasar, y toda la responsabilidad tan gigantesca y escatológica que conlleva a todos los niveles ser madre… es que no quiero. JODER, QUE NO QUIERO.

¡QUE NO QUIERO! 

No puedo parar de llorar a todas horas. Mientras como, mientras paseo al perro, mientras veo la tele, mientras escribo esto.

No quiero pasar por el proceso de parir. Ni el de gestar.

No quiero a esto que tengo en mi jodida barriga.

Tengo pareja estable desde hace 4 años, pero él tampoco ha querido nunca tener hijos. 

Ni siquiera estamos en una situación económica estable actualmente. Él está con un contrato de prácticas que le termina en seis meses, tío, en seis meses. Y yo estoy trabajando desde hace un puto mes para cubrir una baja en un trabajo que me gusta a media jornada. ¿Cómo me voy a dar de baja ahora? ¿Me lo explicas? 

Vivimos de alquiler desde hace relativamente poco y nuestra ciudad es de las caras, de esas en las que un alquiler se lleva casi uno de los sueldos. No tenemos prácticamente ahorros.

Es que esto es inviable lo mires por donde lo mires.

Y lo peor es que no puedo abortar por poco tiempo. Me cago en todo, joder, si me hubiese dado cuenta un maldito mes antes esto no estaría pasando.

No estaría pasando y esto sólo sería una pesadilla, un mal sueño.

Pero es la puta realidad y no sé qué hacer. Ahora tengo que pasar por un proceso por el que no quiero pasar sí o sí, y tengo que comerme con patatas el tener un bebé. 

Mi primera opción es darlo en adopción.

Pero es que, si me quedo con él, no sé si voy a poder quererlo, joder. Sé que estas palabras son muy duras para mucha gente, y pido perdón, pero es lo que siento. No sé si voy a poder ser capaz de quererle porque para mí es el obstáculo de mi felicidad. Es el elemento que ha cambiado mi vida para siempre. 

Y lo odio. Ahora mismo lo odio.

Y me siento muy mal a la vez, porque la criatura no tiene culpa de nada, pero es que no lo puedo evitar.

Y no, no voy a pedir opiniones porque no creo que nadie me pueda decir nada como para ayudarme a tomar una decisión en algo tan crucial.

Pero solo quería desahogarme porque estoy en shock, aun no se lo he contado a nadie más que a mi pareja y estoy esperando a que llegue de trabajar para hablar del tema.

Estoy jodida.

 

Relato escrito por una colaboradora basado en la historia real de una de sus amigas.