¡Fluye, fluye! Lo que nos enseña la Teoría del Caos

Tiendo a rayarme y a cuestionarme con frecuencia. Lo habréis comprobado en mis textos, pero, antes de que huyáis despavoridas de mis “amargaeras” cotidianas, me gustaría contaros qué ideas o filosofías me ayudan a encontrar equilibrio

En tiempos en los que todas/os necesitamos terapia, veo útil compartir aquello que nos proporciona cierto sosiego. A mí me ayudó conocer la Teoría del Caos. Se refiere a sistemas complejos que abarcan ciencias como la física, pero no podría ponerme yo muy teórica ni este es el sitio, así que me limito a contar qué utilidad tiene para mí en la rutina. 

Parte de que el mundo no funciona de manera ordenada y las leyes tradicionales de la ciencia no sirven para controlarlo. Uno de los conceptos asociados a la teoría es el del efecto mariposa, del que seguro que habéis oído hablar. Explica que un pequeño cambio en la naturaleza o en nuestra vida puede desatar consecuencias de calado. 

Hace unos años decidí volver a casa tras hacer prácticas en una empresa, en lugar de asistir a clase. Una conductora se paró a poner gasolina en una carretera comarcal y decidió que le daría tiempo a cruzar en un giro indirecto antes de que yo llegara. Pero justo en ese momento cayó un chaparrón que probablemente le dificultó la visibilidad. Si esa sucesión de acontecimientos hubiera sido diferente, a lo mejor no hubiera tenido un accidente de coche. Podría haber puesto un ejemplo positivo en el que conozco al amor de mi vida, pero tiendo al drama. 

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  • Tener un plan B

A James A. Yorke se le considera el padre de la teoría. Explica que el mundo no es estacionario o cíclico, sino caótico, y cree que las personas más exitosas son las que tienen alternativas que les permiten adaptarse a los posibles cambios. Es más, dice: “No hagas planes de futuro. No te enfades si tienes que cambiar tus planes. Intenta fluir”. Os invito a ver el vídeo, si no por lo que dice, al menos para ver el bailecito del final con el que pretende ilustrar cómo debemos fluir en la vida. Me da mucha ternura. 

Con ello, la Teoría del Caos me ha enseñado a:

  • Asumir que el contexto variará y que, por lo tanto, deberían variar mis planes. Las modificaciones no implican renunciar a los sueños, aunque a veces el camino a recorrer tenga que ser un poco más largo. 
  • Pensar en otras posibilidades que también me atraigan. Tampoco pasa nada si el plan B o el plan C no son algo anticipado, pero sí hay que abrirse a ellos. 
  • No sé nada de economía, pero sí lo que es coste de oportunidad

Habré estudiado economía en un par o tres de asignaturas a lo largo de mi vida, así que mi conocimiento se reduce al de las cuentas familiares… y ni siquiera las llevo yo. Pero, de vez en cuando, te atrae algún concepto que no esperabas encontrar, pero que tiene cierta aplicación en tu vida y se convierte en una máxima. Este es el sentido de leer o estudiar, y no memorizar cosas que se nos olvidarán en tres días. 

El concepto del que hablo es del coste de oportunidad. Hace referencia a la alternativa que desechamos cuando tomamos una decisión, beneficios incluidos. Es fácil de entender, pero no de procesar. Si estás entre ir al gimnasio o tomar algo con las amigas, el coste de oportunidad de ir al gimnasio es, precisamente, pasar tiempo con las amigas con lo que lleva asociado, como socializar o hacer grupo. Decidas lo que decidas siempre habrá renuncias que hacer.

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Cuando procesé esto, entendí que no tengo que pensar más de la cuenta el coste de una decisión, ni antes ni después. Dedica los minutos necesarios a meditar, pero no más. Y luego no andes devanándote los sesos pensando en qué hubiera pasado de elegir otra opción. Igualmente hubiera tenido un coste y, enlazando de nuevo con la Teoría del Caos, las consecuencias de ese aparente pequeño cambio (el de elegir otra alternativa) hubieran podido ser enormes.

En resumen, fluyamos, no le demos demasiadas vueltas a las cosas y despreocupémonos. Qué difícil, ¿verdad?

Azahara Abril