¿Alguna vez has experimentado con aceite corporal? Bueno, yo sí.

Llevaba varios años con mi chico y bueno, ya sabes que a veces la convivencia apaga un poco la llama de la pasión. Sobre todo cuando cronometráis vuestros pedos, os enseñáis mutuamente los chorongos y esas cosas que nunca debimos hacer.

Si, somos unos cochinos. El caso, que antes de vivir juntos teníamos una dinámica sexual divertida, activa, no sé… estábamos contentos con nuestra intimidad hasta que empezamos a hacer el cochino con letras mayúsculas. Nuestros mejores polvos eran después de cenar Domino’s y echábamos a suertes quien se ponía encima, imagínate…

Nos propusimos probar cositas nuevas, intentar reavivar la llamita ¿Me entiendes verdad? Los dos habíamos cogido peso en la convivencia y nos habíamos vuelto más comodones pero nos queríamos infinito.

Éramos como dos cheetos amorosos, redonditos y blanditos.

Un día llegué a casa con un dildo de cristal, lubricante comestible y aceite corporal para masajes. A los dos nos excitaban mucho los masajes con aceite y final feliz así que decidimos reservarnos una tarde noche, poner velas e invertir en nuestra intimidad.

Me presenté en la habitación con un body de encaje monísimo (Apunte: ¿Porque sólo hay 2 bodies bonitos en el mercado para chicas de talla 48 y copa E?) y el bote de aceite corporal. Me tumbé en la cama con él y empecé a masajearle, mi chico se puso como una moto pero antes de salir a torear, me hizo un masaje a mí.
Nos llenamos los dos de aceite, el me quitó el body lentamente mientras me masajeaba las entrepiernas y el chochis con bien de aceite ¡Ai Mari, que maravilla, no te haces idea! Yo claro, ya estaba cachonda pérdida así que me subí encima de mi chico.

¿Cuál fue mi sorpresa? Que era incapaz de sujetarme a él, nos habíamos echado bien de aceite, menudo par de brutos madre mía. Me tumbé parcialmente sobre mi chico y tío, las tetas se me resbalaron hasta los laterales del pecho de mi novio. Osea, estaba yo, tumbada encima de él intentando agarrarme a la cama, con los pezones casi tocando la cama a cada lado del pecho de mi chico.

Cada vez que me movía nuestros ombligos hacían ventosa y podíamos oír el “chof chof” del aceite, los dos nos empezamos a despollar vivos. “A ver ¿Pero no puedes moverte?” Me preguntó mi chico. “¡Que no puedo! ¡Que me resbalo!” Le dije entre carcajadas. Entonces, él que tiene mucha fuerza porque es un machote, me agarró de los hombros y me empezó a deslizar sobre su cuerpo.

A ver, imagínate, una pareja, cada cual con sus 120kg. Los dos riéndonos, yo encima de él, con las tetas cada a su pedo y él agarrándome de los hombros y frotando mi cuerpo contra el suyo. Follar, estábamos follando, pero no sé, de manera un poco cuestionable.

El caso, que cuando empiezas a follar todo bien pero cuando el tema se va calentando pues el ritmo y la fuerza se aceleran. Yo me dejaba mover por mi chico ya que estábamos tan untados de aceite que hubiéramos podido entrar hasta por la rendija de un cajero automático.

Teníamos la cama ya llena de aceite, habíamos montado un desastre de alucinar pero bueno, allí estábamos, echando un polvete. Yo le pedía a mi chico que me diera más caña, él me sujetó más fuerte de los hombros y comenzó a moverme con más fuerza.

Y… volé. Si, volé. No sé qué pasó ni cómo pero salí disparada desde el pecho de mi chico contra el suelo de la habitación.

Yo solo recuerdo ver cómo me alejaba aún en horizontal desde el cuerpo de mi novio hasta caer en al suelo de nuestro cuarto. «¿Espera? ¿Acabo de salir disparada?» Me pregunté.

Mi novio se empezó a reír a carcajadas mientras me preguntada “¿Estás bien? ¡Te has resbalado!” Los dos nos empezamos a reír a carcajadas, el se levantó para ayudarme, me dio su brazo para ayudarme a levantar pero volví a resbalarme y esta vez caí de espaldas al suelo.

¿Resumen de la película? Me convertí en el típico cheeto que se te cae al suelo y tiene pelusas. Porque la mierda que teníamos en la habitación se me pegó a todo el cuerpo, aquella semana no pusimos la roomba claro. ¡Se me pegó al cuerpo hasta un botón!

Nos reímos un montón y NO, no volvimos a utilizar aceite.

 

Anónimo