Holaaa, amigas y amigos de lo desconocido. Quería contaros el follodrama que le ocurrió a una servidora (yo) hace unos años, para que os echéis unas risas. Seré breve.

Veréis, una vez ligué con una chica preciosa. A la vieja usanza, ¿vale? Ni Tinder, ni nada de eso. Ella era camarera de una cafetería, y le debí molar, porque con la cuenta me pasó su número de teléfono pidiéndome que la llamara.

Pues eso hice. Estuvimos hablando durante horas, de cosas tontas, de cosas importantes, de lo mucho que se había fijado en mis hombros (llevaba una camiseta de hombros caídos antes de que se pusieran de moda), de lo mucho que me gustaban a mí los uniformes…

En fin, la cosa prometía. El mismo fin de semana siguiente quedamos para tomar algo y lo que surgiese, y vaya lo que surgió. La chica era una artista del sexo y me hizo ver las estrellas varias veces.

Continuamos quedando durante algunas semanas con la excusa de tomar algo, aunque siempre acabábamos en mi casa haciéndolo salvajemente. Y yo encantada, vamos.

En una ocasión, me dijo que me invitaba a una fiesta que organizaban sus amigos. Me pareció guay conocer a alguien de su entorno, así que acepté enseguida, sobre todo si acabábamos como las otras veces.

Conduje guiada por ella hasta una casa enorme, aunque durante todo el viaje estaba tocándome la pierna y lo que no era la pierna, y evitamos un accidente de milagro. Allí ya había varios coches más, y pensé que sería un fiestón, si había tanta gente.

Ay, amigas y amigos de lo desconocido, qué equivocada estaba. O no, según se mire.

Resulta que salimos del coche y veo pasar a dos tíos vestidos con una especie de capa larga, y mi compañera saca una tela del mismo color granate de su bolso. Eran dos capas más, para mí y para ella.

¿Os podéis imaginar el susto que me llevé? ¡Que estaba en una puta secta!

Pensaréis que me fui a toda velocidad. Pues no. No sabía qué hacer y me puse la maldita capa.

La reunión de la secta estuvo guay, a todo esto. No hablaron de cosas importantes ni secretas, tenían muy en cuenta en todo momento que yo estaba allí y que era la nueva «compañera de autoconsciencia» de una de sus miembros. Me quedé con las ganas de saber de qué iba todo aquel rollo.

Creeréis ahora que después de esto no volví a hablar con la chica. Pues tampoco. Seguimos quedando para follar, la verdad, y lo pasábamos bastante bien, hasta que toda la secta tuvo que huir del país por un motivo que desconozco. Fue un final drástico, y me supo fatal, las dos nos estábamos empezando a pillar por la otra.

Y nada, aquí tenéis la historia de la vez que salí con una chica que pertenecía a una secta. Tuve la suerte de que ella era maja y no intentaba aleccionarme ni captarme, porque a saber qué ha pasado con toda esta gente.

Firmado, una no iluminada

 

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