Conocí un chico en Badoo. Alto, moreno de pelo y con ojos azules. Un pijito. Me gustaba mucho hablar con él porque era muy divertido y educado. No me mandó fotos inapropiadas en ningún momento ni me sacó temas incómodos… y dije, pues oye, voy a quedar con él.

Quedamos en un pueblecito que tiene puerto y allí apareció, con náuticos, con su jersecito por encima de los hombros… Nos damos dos besos, nos tomamos unos vinos, y me pareció un amor. Esa noche no pasó nada, cada uno se fue para su casa.

Seguimos hablando y pasados los días me dijo de quedar a cenar en su ciudad que está a media hora de donde yo vivo. Fuimos a cenar y  fue genial. Tanto que al final me ofrece una copa en su casa, y yo acepto encantada.

QUIEN ME MANDARÍA.

Entramos en el portal, típico bloque con techos altos y ascensor dentro de una especie de jaula del año de la picó. Ya en su casa, aparte de ser un piso oscuro, estaba todo decorado con muebles de la calle llenos de mugre. Pasamos al lado de la cocina y una montaña de platos para fregar que parecía aquello el anuncio de Fairy de Villarriba y Villabajo.

tenor

Me dice que me siente en el sofá y os juro que casi poto. Ahí había vida propia… pero eso no era lo peor.

No había cortinas, todo el mundo podía ver lo que estabas haciendo. Tenía una decoración un tanto… llamémosla exótica. Por ejemplo, Barbies enganchadas de la pared por el pelo, pequeños Pony destruidos en varias estanterías, una especie de hámster disecado… A mi aquello me dio muy mal rollo pero dije, bah, ya que he venido…

Bueno, venga, ya que estamos...
Bueno, venga, ya que estamos…

Me dolían los pies horrores pero no me quería descalzar de la MIERDA que había en ese suelo. Nos tomamos dos copas y se me arrima. Llega el gran momento, me dice que vayamos a la habitación para estar mas cómodos…

Y como estáis imaginando, la habitación iba a juego con el resto del piso. Era un zulo con tres sillas con toda su ropa apilada, sin armarios, y un colchón roñoso arrimado a la pared. Sin somier, cabecero, NI SÁBANAS.

Os juro que parecía que ahí había muerto gente.

Le dije que era tarde y que tenía que madrugar al día siguiente. Y hasta hoy. Que yo por un pinchito paso ciertas cosas, pero pillar algo chungo no es una de ellas.

 

Anónimo