Hablemos de los celos: cosas que me han funcionado para gestionarlos

Los celos son ese gran monstruo que aparece de vez en cuando a todo el mundo, y repito, a todo el mundo. Por muy deconstruida que estés, por mucho camino personal que hayas recorrido, terapia, gestión y ayuda, en algún momento has sentido celos. Y el que diga que no simplemente miente. Ahora, ¿son intrínsecamente una emoción negativa? ¿qué nos indican? ¿tipos de celos qué hay? ¿qué emociones engloba una palabra tan ambigua como celos? ¿qué recursos tengo para trabajarlos? Veámoslo.

 

Tipos de celos

Hay una metáfora muy famosa creada por Reid Mihalko, educador sexual, sobre los tipos de celos. En específico, de dónde proceden. Se pueden reducir en 8, como las patas de un pulpo:

  • Posesión y control. Necesitamos sentirnos únicos bajo la mirada del otro, especiales y diferentes al resto. Controlamos por una necesidad propia de validación.

 

  • Inseguridad. Cuando vemos que el vínculo no es fuerte, que algo suele interferir en la relación, que no nos sentimos plenamente seguras con esa persona… Pero ojo, también puede surgir en la estabilidad y la seguridad, me puedo sentir insegura por el nuevo trabajo de mi pareja, por su nueva compañera de piso, por una circunstancia en concreto.

 

  • Miedo a la pérdida. Miedo al cambio, a perder a esa persona, a que se enamore de otra, a que deje de sentir lo mismo. El miedo a la pérdida se manifiesta de muchas maneras, y se puede trabajar de forma muy amable aumentando nuestra propia autoestima.

 

  • Miedo al rechazo. Otro ejemplo de cómo la autoestima y valía propia influyen en la relación con otros. Si no nos sentimos suficientes, si caemos en las comparaciones con otres, es cuando caemos en este miedo. Si no te consideras suficiente siempre vas a tener miedo de que su mirada, cariño y atención se posen en otra persona.

 

  • Miedo a la soledad. Sentirse solo no es lo mismo que estarlo, como puedo estar rodeada de mucha gente y sentirme tremendamente sola. Pero ese miedo a la soledad hace que veamos la soltería como aterradora (para muchxs), o que esos planes de nuestra pareja, si implican que nosotras estemos solas, nos generen miedo.

 

  • Sensación de injusticia. Cuando vemos desigualdades en nuestra relación, cuando nuestra pareja es o parece más feliz, cuando tiene una mayor red de apoyo…son situaciones que deberían ponernos feliz, pero también pueden provocar justo lo contrario.

 

  • Sensación de inferioridad. Relacionada con la vulnerabilidad, la envidia y la baja autoestima. Podemos sentirnos menos que nuestro vínculo o pareja por muchas razones, muchas de ellas cuestiones palpables, como el salario, el nivel de estudios, el círculo social, la apariencia física etc. Pero recuerda, nadie es mejor que nadie.

 

  • Sensación de escasez. Muchas veces los celos pueden surgir como señal de una relación mala, con falta de cuidados. En otras ocasiones pueden no reflejar más que inseguridades propias, pero ojo, también pueden ser señal de que algo anda mal dentro de la relación.

 

Emociones que los acompañan

 

Tristeza, miedo, ira, vergüenza…son las emociones que solemos sentir cuando nos atormentan los celos. No tienes nada de qué avergonzarte, tú no eres tus pensamientos. Pero sí importa qué hagas con ellos y cómo actúes en consecuencia. A mí me ayudó mucho no sentirme identificada con lo que pienso para dejar los celos irse, o para trabajarlos. En cuanto me desvinculé emocionalmente de ellos, cuando me dejé de identificar como aquello que tengo en la cabeza, supe gestionarlos mucho mejor. 

 

Herramientas para gestionarlos

Ejercicio del queso

Parecido al del pulpo mencionado anteriormente, en esta ocasión podemos desgranar qué emociones y sensaciones estamos sintiendo. Se trata de dibujar en un papel un queso redondo como los del trivial, y dividir en fracciones las siguientes emociones:

  • Tristeza
  • Miedo
  • Ira

Luego, podemos escribir debajo cómo nos sentimos, qué nos produce ansiedad, a qué tenemos miedo. Cuando pones tus pensamientos en un papel sueles liberarte mentalmente, además, sirve para verlo desde una perspectiva diferente. Si un día te encuentras regular por los celos, te animo a escribir cómo te encuentras. Luego puedes quemar el papel si te apetece, o conservarlo dentro de un diario de emociones. 

celos

Terapia

Es increíble lo que el proceso terapéutico me ayudó y sigue ayudando a día de hoy en cuanto a la gestión de celos. Fue una herramienta fundamental para desgranarlos y que otra persona me diera un punto de vista diferente. Lo recomiendo totalmente siempre que os lo podáis permitir, que sé que en los tiempos que corren es un privilegio poder pagarte las sesiones de psicólogx.

 

No valorar en qué grado somos celosas

Seguro que habéis oído en un montón de ocasiones eso de: “yo no soy celosa” o “yo apenas tengo celos” o todo lo contrario “soy muy celosa”. Todos estos calificativos de cantidad son inútiles, de verdad, y en mi opinión solo hacen sentirnos peor. Si afirmamos que somos celosas ya nos auto ponemos una

 etiqueta y nos parece más difícil derribarla, porque en cierta parte nos identificamos con ella. Si negamos sentir celos, en el momento en que lleguen (que llegarán) no tendremos herramientas para trabajarlos, y es muy posible que los neguemos porque claro, si no soy celosa cómo es posible que esté sintiendo celos. Imaginadlo con algo diferente, por ejemplo, decir: “yo no soy una persona triste” (pero sientes tristeza de vez en cuando, ¿verdad?), o “soy una persona iracunda”, es que suena raro, porque son solo emociones pasajeras. Nadie es celoso, ni iracundo, ni alegre, va y viene, como cualquier emoción. Así que amiga, paremos de decir esto y de evaluar en qué grado sentimos celos. Qué más da, siempre que tengas voluntad y esfuerzo para trabajarlos.

celos

Comunicar nuestros celos con la técnica del sándwich y poniendo el foco en nosotras, no en nuestro vínculo

La archiconocida técnica del sándwich para la comunicación efectiva y empática consiste en transmitir una información negativa entre dos piezas de información positiva. Esto favorece que el receptor escuche y acepte la información negativa mejor, ya que se evita el primer impacto chocante.

Por ejemplo: estamos enfadadas porque nuestro novio ha estado hablando mucho con una chica por whats app. Con la técnica del sándwich podríamos comunicárselo así: “me encanta que hayamos podido pasar más tiempo juntos últimamente, pero me gustaría comunicarte que me he sentido insegura porque hablases tanto con Carla estos días.

Confío en ti y por eso quiero compartirlo, para que me ayudes a gestionarlo y me des tu opinión” También en este ejemplo ponemos el foco en nosotras. Es muy distinto decir: “me he sentido de esta manera por esto” a decir “me has hecho esto”, resulta más agresivo y menos eficaz para la comunicación.

 

Te falta perreo