Jerarquías relacionales

¿Está la pareja por encima de todo?

 

Hace unos meses estaba pensando en mudarme del piso en el que vivo con amigas de toda la vida e irme a vivir con otra amiga. Las razones eran las típicas que puede tener una chica en sus late-twenties sin capacidad económica para vivir sola: “Quiero vivir con menos gente”, “Necesito cambiar de aire” ,“Un poco de espacio será bueno para la amistad” y un largo etcétera de pensamientos tan racionales como querer casarse con Bad Bunny. 

El caso es que sentía que eso era traicionar a mis amigas, y no porque pensara que se lo tomarían mal (que no), sino porque pensaba que las estaba cambiando por otra, que había algún problema grave, que las rechazaba. Estuve muchos días pensando en cómo decirlo hasta que tope con un vídeo de la maravillosa Brigitte Vasallo que me hizo pensar

 “Si en vez de irme con otra amiga me fuera a vivir con una pareja no me cuestionaría nada de esto”

Sí amigas, porque parece que irte a vivir en pareja es el next step, es lo normal y la gente te felicita, se ofrece a ayudarte con la mudanza e incluso te regalan un imán de nevera que se cae todo el rato. ¿Por qué en este caso no sientes que estás traicionando a nadie, sino evolucionando como un Pokémon? Pues porque en esta nuestra sociedad capitalista y cisheteropatriarcal la PAREJA ocupa el lugar de honor. La cúspide de la realización emocional, esa sensación de alivio frente a la sociedad cuando la tenemos y, de repente nos podemos sentir identificadxs con series, películas, canciones, anuncios y ofertas del Mercadona.

Evidentemente imperan aquí muchas cosas que nada tienen que ver con el amor sino con el capitalismo: Rentabilizar las relaciones y convertirlas en un bien económico que favorece a unos cuantos (A TI NO ESTIMADX LECTOR) a través de que la mayoría de productos y experiencias para adultos pasen por el prisma de la pareja. Y, por otro lado, al omnipresente y todopoderoso amor romántico que nos hace creer, entre muchas otras cosas, que tener pareja cuando eres adultx es imprescindible para evitar las miraditas raras de tus tías en Navidad.

Recordé que hacía poco una amiga me había dicho 

“Me han invitado a una boda y todas mis amigas van con su pareja pero yo preferiría ir con una amiga ya que mi pareja ni si quera conoce a los novios, pero queda raro ¿no?” 

Raro. Ese es el sentimiento que suscita que pongas al mismo nivel el amor de amistad que el de la pareja. La gente (se) hará preguntas ¿No estáis bien? Incomodidad, culpabilidad incluso. Bah, mejor voy con él y me evito el mal rato (que me hará pasar la sociedad y yo misma por desafiar lo normativo).

Vasallo propone otra situación HiperMegaSuper cotidiana en relación a esto: Una amiga tiene una cita (da igual si es de Tinder o es su pareja o el tío de Wallapop). Otra amiga ha quedado con otro ente de manera NO afectivosexual. Tu necesitas a una amiga en ese momento ¿A quién llamas? ¿A la de la cita? No… no quiero molestar. Con la otra no se te pasa esto por la cabeza porque no está con un potencial ligue/folleteo AKA potencial pareja.

Ante todo esto solo puedo decir: Pensemos, reflexionemos por qué y cómo nos relacionamos para poder ser un poquito más libres.

Al final no me cambié de piso porque soy pobre pero al menos pude despegarme un poco de una de las millones de cabezas del heteropatriarcado.

Por María de Moner