Todo empezó tan rápido como ha terminado. Llegaste a mi vida como un huracán arrasando con todo a tu paso. Y yo que no estaba fortificada, te dejé entrar. Sin saber que dejarías mi vida patas arriba. Y a pesar de ello, cómo te voy a echar de menos.

Fuimos lo que los dos necesitábamos en ese momento. Dos personas con ganas de divertirse sin ningún otro tipo de compromiso. Y ahora que todo llega a su fin, sólo me viene a la cabeza esa canción de Amaral «Nos conocimos en Enero, me olvidaste en Febrero, ahora que es 15 de Abril, dices que me echas de menos». Porque esta frase resume a la perfección nuestra historia. Algo que sabíamos que tenía fecha de caducidad.  Y ahora, lo único que puedo pensar es que joder, cómo te voy a echar de menos.

Echaré de menos la intensidad de tu mirada. Esa que me desnuda de arriba abajo cada vez que me ve aparecer. La que se clava en mis ojos intentando descifrar lo que pasa por mi cabeza. Esa que recorre incansablemente el camino entre mis ojos y mis labios. Anunciando que el Big Bang está a punto de iniciarse entre los dos.

Echaré de menos tus manos. Esas que han recorrido cada uno de los centímetros de mi piel. Eliminando a su paso cualquier obstáculo que encontraran. Su necesidad imperiosa de tocarme. Aunque sea a través de gestos inocentes. Porque nadie más que tú y yo conoce la electricidad que transmitían cuando hacían contacto.

Echaré de menos tus besos. Desde el primero robado en un portal al último con sabor a despedida. Porque nunca han sido fingidos. Siempre han estado llenos de pasión y deseo. Y por eso han sido mi mayor adicción durante los últimos meses.

Echaré de menos tus abrazos. Esos en los que me envuelves cada vez que me ves. En los que consigo sentirme pequeña y totalmente en paz. Los que me hacen pensar que fuera de esos muros, no hay nada más que importe.

Echaré de menos nuestros mensajes. Aquellos textos en los que tenía que leerte entre líneas para descubrir tu auténtica intención. Ya ves, yo que soy de palabras claras me he dejado arrastrar por tus encriptaciones. Porque ese era nuestro juego.

Echaré de menos nuestras mentiras. Las que nos hemos dicho aún sabiendo la verdad. Todo lo que nos hemos ocultado o no nos hemos atrevido a preguntar. Porque la verdad duele más que la mentira. Y aquí hemos venido a divertirnos.

Echaré de menos tu intensidad. Esa que aparece y me deja totalmente descolocada y desarmada. La que me obliga a salir de mi zona de confort y arrasa con todos los argumentos con los que venía de casa. Aquellos que me decían que esto no nos llevaba a ningún lado. Aquellos que he obviado mil veces cada vez que te miraba y eras capaz de desactivar cada una de mis defensas.

Y es que lo sabía. Fíjate si lo sabía que hasta te lo dije. Contigo me voy a quemar. Y vaya si me he quemado. He prendido en llamas y ahora ya no sé qué hacer con las cenizas.  Porque sí, los dos sabíamos que teníamos fecha de caducidad, pero nunca me imaginé que tan pronto. O si más no, nunca me imaginé que dolería.

Sé que volveremos a encontrarnos. Y sé que en ese momento, volverás a reclamarme. Pero también sé que esto tiene que terminar. Porque los dos lo sabemos. Nos aferramos a algo que ya no debería existir. Nuestros caminos se están separando y no podemos estar toda la vida volviendo atrás. Quizás vuelvan a juntarse en algún momento. O quizás es mejor dejarlo aquí.

Nunca fuimos nada. Los dos lo sabemos. Pero cuando estábamos juntos lo éramos todo. Y eso no hay quien nos lo quite. Por lo que me quedo con eso. Con compartir contigo este trozo de mi camino. Aunque ahora mismo lo único puedo pensar es que joder, cómo te voy a echar de menos.