Sí, yo fui la gorda de clase. Fui aquella niña que ocultaba su cuerpo debajo de camisetas dos tallas más grandes. Fui esa niña que se escondía de todo el mundo, que se alejaba y evitaba relacionarse con la gente. Aquella que se callaba cuando preguntaban en clase, aquella que nunca quería salir a la pizarra.

Fui esa chica a la que llamaban gorda como primer recurso cuando la cagaba, esa a la que todo el mundo ignoraba, porque no se dejaba ver.

También fui aquella que no podía ver su reflejo, que caminaba con la cabeza gacha por la calle, evitando el contacto con las personas y los cristales de los escaparates.

Una chica con marcas en las muñecas, que solo quería encajar, que no podía y se torturaba por ello. La que durante años tenía miedo de ser la más gorda de la clase, porque nunca había nadie más grande que ella.

Pero también fui quien poco a poco intentó abrirse al mundo, aunque siguiera rota. La que se cansó y decidió empezar de nuevo en el instituto. La que con doce años se tiñó las puntas del pelo de rojo. A la que todo el mundo preguntaba si era gótica, por vestir siempre de negro.

Ahora soy esa chica que gracias a pequeños cambios ya no tiene nuevas heridas, ahora soy la que día a día lucha por quererse un poco más. Lucho para matar a los demonios que me ganaron cuando solo me veía como la gorda de la clase, sin saber que los demás no me veían así (al menos los que merecían la pena).

Sigo siendo esa chica que viste de negro y lleva el pelo teñido, sigo siendo la gorda de la clase, pero, no os confundáis, no soy la misma.

Ahora no le tengo miedo a lo que soy, no voy de nueva a una clase o a un curso pensando en si seré la más grande de todas. Ya no tengo miedo.

Me miro al espejo y me veo tal y como soy: una mujer fuerte, que lucha por lo que quiere, que puede con todo, aunque haya días que se caiga, porque caerse es normal y no pasa nada. Ahora sé que puedo levantarme, porque ya lo hice una vez, cuando solo era «la gorda de la clase».

 

María Hervas

 

Las fotos son de My Mad Fat Diary