¿Cómo es el día de una gorda? Así comienza el hilarante vídeo de Blanca Montana (@Blancahers en TikTok), en el que ironiza sobre los tópicos creados en torno al cuerpo no normativo.

Digo no normativo y no gordo, porque no es el único vídeo que cuelga en el que explica que ni por tener sobrepeso eres obeso, ni por ser delgado padeces anorexia. Que seguro que me lees desde tu normopeso y también sufres los comentarios de aspirantes frustrados a jurado de Miss España.

La tía es una cachonda, las cosas como son. Con los hashtags #baconempanado y #lentejas, nos representa lo que sería el día normal de una gorda bajo el punto de vista de aquellos que creen que la gente no es perfecta (según sus gustos) porque le da la gana.

Te levantas pensando en la excusa para no adelgazar, desayunas gazpacho y Jumpers porque no hay bacon empanado. Haces una sentadilla y te das un premio por ese esfuerzo, que se traduce en comerte un Phoskito.

A pesar de ser un vídeo divertido y que ha tenido muy buena acogida, con muchísimos comentarios positivos y miles de reproducciones, esconde una terrible realidad.

Las dos claves las da cuando se maquilla para subir la autoestima, porque por todos es sabido que si estás gorda no la tienes y tu obligación es quedarte en la cama llorando y cuando habla de la importancia de la salud mental y no de la física. Porque claro, una persona con cuerpo normativo está totalmente libre de padecer colesterol. Qué catetos somos.

Tener problemas con tu peso está peor visto que cualquier pecado que puedas cometer. Porque la culpa es tuya ya que no eres capaz de dejar de comer o hacer ejercicio.

Ayer sin ir más lejos, veía por enésima vez Seven. Espero no hacerte spoiler, pero al tipo de la gula se lo cargaban por estar gordo, porque, según el personaje de Kevin Spacey:

«Era un gordo seboso. Un ser repugnante que apenas se tenía en pie. Un hombre al que si vierais en la calle paseando con vuestros amigos, señalaríais sin duda para burlaros de él. Un hombre que os avergonzaría comiendo y al que la gula lo dominaba.»

Sin llegar a ser tan gore, detrás de cada esquina te puedes encontrarás con un gordófobo. Aunque yo los llamaría tocahuevos en general.

He pasado por todo tipo de tallas, algunas me ha costado asumirlas más que otras y, cuando por fin mi lorza y yo convivimos en perfecta armonía, nos gustamos y nos queremos, se abre la brecha que da permiso comentar otro tipo de defectos, porque con el de los kilos ya no lloro.

Por eso me cuesta creer que vengan desde la buena fe. Que tengo espejo, sé que tengo manchas en la cara. Sé que tomo el sol. Sí, uso factor 50 en el rostro, pero son hormonales por los anticonceptivos. Y así entras en el bucle de volver a dar explicaciones a un inframundo de gente ávida por conocer por qué te gusta ser imperfecta.

Así que, hasta la pepitilla de recibir comentarios de tipo «no deberías comerte esa hamburguesa», Blanca Montana ha dado un zasca de la mejor manera a todos aquellos que se creen entrenadores personales, nutricionistas y que deben tener la friolera de cero defectos para opinar tan gratuitamente sobre los demás.

el efecto ponce

Y tú no te creas libre de ese tipo de seres ¿Cuántas veces has recibido un comentario del tipo «con lo guapa que eres de cara» o «estás más guapa, has adelgazado/engordado»? Porque habiéndome movido siempre entre las tallas 36/42 los he escuchado infinidad de veces.

@Loryzepam_