LE TIRÉ LA COPA Y ACABAMOS JUNTOS

A veces hay que buscar el amor en Tinder, otras veces una se lo encuentra donde menos se lo espera, y otras, llega por accidente. Y para accidente el que tuve yo una noche saliendo de fiesta con mis amigas. Tranquilas, ninguna persona o animal ha sufrido daños durante el transcurso de esta historia. 

Celebrábamos el comienzo del curso universitario. Al volver del verano, siempre solíamos reunirnos para ponernos al día y contarnos nuestras batallitas de vacaciones: que si me he ligado a un alemán en la playa, que si me he pasado el verano cuidando de mis primos pequeños, que si no he salido de mi pueblo y me he aburrido como una ostra…. Cada una con lo suyo. Yo, por mi parte, había tenido un verano bastante tranquilito, con algún viajecillo que otro y mucho piscineo con amigos y familia. Pero ya tenía ganas de empezar el nuevo curso, tener un poco de rutina, y salir mucho de fiesta con mis amigas de la uni a romper la pista. Quedamos un jueves después de cenar. Fuimos a nuestro bar de siempre a tomarnos unas cervezas y después a un pub pequeño, en el que no había que pagar entrada, la bebida estaba muy barata y ponían música a gusto de todos. Lo malo es que, al ser tan pequeño, enseguida se llenaba de gente y estábamos un poco como sardinas en lata. 

A medida que fue avanzando la noche, una de mis amigas se fue viniendo arriba poco a poco. Yo no tenía claro si era porque se estaba pasando con las copas o porque la música que ponían le motivaba mogollón. Probablemente era una mezcla de ambas cosas. Luego, durante no sé cuánto tiempo, la perdí de vista. No me preocupaba porque el local estaba lleno de gente de nuestra edad, probablemente de la uni, y seguramente se había encontrado con algún conocido y se había parado a hablar con él. 

De pronto la veo aparecer, caminando deprisa, directa hacia el baño y con una cara que parecía un cuadro. La detengo y le pregunto si está bien. Ella simplemente niega con la cabeza y sigue su camino. Tenía los ojos llorosos, así que pensé que había discutido con alguien o que le habían hecho algo. La seguí hasta el baño, y cuando me asomo a la puerta, la veo vomitando en el lavabo. Efectivamente, mi amiga se había pasado con la bebida. 

Después de asegurarme que estaba relativamente bien, la dejé allí para ir a avisar a mis otras amigas y que me echaran un cable. Cuando me dirigía hacia allí, con las prisas, me choqué con un chico con tal mala suerte de que le tiré la bebida. Entera.

Al principio se molestó un poco (normal, yo también me hubiera enfadado), pero enseguida le pedí disculpas y le dije que le pagaría la copa. Le expliqué que mi amiga estaba vomitando en el baño y que por eso iba tan apurada. El chico, que por cierto era muy guapo, tenía unos ojos claros preciosos y el pelo oscuro y rizado, me dijo que no me preocupara, que fuera junto mi amiga, y si luego nos veíamos, ya le invitaría a un chupito. Solucioné rápido lo de mi amiga, y volví a buscar al chico, porque mi conciencia no se quedaría tranquila hasta que le compensara por lo de la copa. Lo encontré enseguida y nos tomamos juntos algún que otro chupito. Al final no sé cuánto dinero me dejé, porque no permití que me invitara a nada. ¡Pero bendito momento en el que tropecé con esta persona!

Era un chico majísimo, enseguida tuvimos tema de conversación, era divertido, inteligente, amable… tenía todo lo necesario para captar mi atención. Cuando mis amigas decidieron irse, yo me quedé hablando con él. Acabamos la noche paseando por un parque, y me acompañó hasta mi casa. Nos despedimos en mi portal, sin beso ni nada. Pero nos dimos los números de teléfono.

En cuanto me metí en cama, ya tenía un mensaje suyo diciendo que había disfrutado mucho pasando parte de la noche conmigo, y que otro día le gustaría volver a verme. Y así fue, quedamos más adelante aquella misma semana, y, aunque estaba nerviosa, me sentí muy cómoda en todo momento. Esa vez ya hubo beso. Después de unas cuantas quedadas más y de conocernos mejor, acabamos siendo pareja, y así hasta hoy, que ya llevamos dos años juntos.

Parece una de las historias que Ted cuenta a sus hijos en Cómo conocí a vuestra madre, pero a veces estas cosas también pasan en la vida real. Y es que una nunca sabe ni cómo, ni cuándo, ni dónde le va a llegar el amor.

Lovely Rita