En el momento en el que alguien nos deja creemos que el mundo se termina, que no hay nada más allá del dolor, que no queda nada fuera de lo que era nuestra relación y nos equivocamos, por supuesto que lo hacemos, la movida es que no somos conscientes todavía.

Desde mi punto de vista en las relaciones hay muchas fases, fases en las que uno quiere más que el otro, en las que uno tira más del carro que el otro, en el que uno pone más carne en el asador que el otro y eso está genial, es necesario, humano y válido. El problema llega cuando las fases se convierten en rutina, en meses, en años. Cuando solamente una persona es la que lo está poniendo todo y la otra simplemente se está dejando llevar, lo mejor es terminarlo y si tú no eres capaz, bendito sea el que sí.

De verdad que a veces no lo sabemos, pero cuando nos dejan están haciéndonos un favor, porque están tomando la decisión que nosotros jamás seríamos capaces de tomar, porque están dando un paso hacia delante, están poniendo fin a algo que se debería haber acabado hace mucho tiempo.

Nunca se me olvidará la frase que me dijo una amiga a este respecto ‘menos mal que me dejó él, porque yo jamás lo hubiera hecho’. Es posible que hoy no lo veas, que no seas consciente, pero ante el dolor que se tiene en una ruptura yo aconsejo silencio, escucha y empatía. Contigo misma y con tus sentimientos. Que te pares en seco, que frenes tu vida y te detengas a escucharte a ti, solamente a ti y nada más que a ti. No a ti con el otro, no a lo que eras con esa persona, solamente a ti, como ser individual y único.

Plantéate de verdad cómo era tu vida con esa persona, si realmente te gustaba tanto o simplemente te estabas dejando llevar, si realmente eras feliz con esa persona, si lo que te daba estaba siendo suficiente. Quedarse en la superficie del dolor no sirve de nada, quedarte con el mantra de ‘me ha dejado, me ha dejado, me ha dejado’ no sirve de absolutamente nada, porque no trae nada nuevo, no aporta nada bueno y no te hace bien.

Si tienes la fuera, la valentía y el coraje de indagar más hondo, de ir más allá, de profundizar en tus sentimientos descubrirás cosas que no sabías ni que sentías, que no sabías que tenías guardadas dentro, que no eras consciente de lo soterradas que estaban. Llegarás a la conclusión de que nadie es tan imprescindible, de que no todo estaba tan bien y que, quizá, te tenías un poco olvidada.

Para llegar a esas conclusiones se necesita tiempo, fuerza y paciencia. No es cosa de dos días ni de dos semanas, o quizá sí, aquí cada una marca sus propios tiempos.

Si alguien no te quiere como te tiene que querer, lo mejor que puede hacer es dejarte. Quizá tú todavía no lo sepas, pero te prometo que lo descubrirás y estarás eternamente agradecida.