Si has nacido en la época de los 90s sabrás que somos una generación “peculiar”, los millenials, los primeros viejóvenes o simplemente, aquellos que sabemos usar un Smartphone y un teléfono con disco de marcado. (Que sí, llamadme exagerada pero podéis comprobar como no está tan claro como usarlo)

Por no hablar del riesgo que suponía llamar a tu crush: primero por saber su teléfono fijo y luego por el riesgo de llamar y que no te cogieran sus padres.

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Los 90s fueron una época genial que nos ha dado grandes aberraciones. ¡Qué fantasía abrir esos álbumes de fotos! ¡Qué ganas de quemarlos todos!

Mírate, ahí, con tus pantalones de campana digna de carpa de circo. Con tus calentines, tus bambas/deportivas con calcetines debajo de la lengüeta, tus aros gigantescos de colores fluor en las orejas y los collares de bolas. Creo que esos estilismos los inspiraba Paco Clavel. Sólo compara las fotos de tus primos de ahora, con 14 años, que son de revista y  las tuyas, con tus pintas y tu pelo a esa edad, que parece que venías de comprar droga en una barriada.

Aquí servidora en su tierna juventud

Hoy todos vamos por la calle con nuestros cascos, nos conectámos en un minutito y le damos al play. Eso si que es “el futuro” y no la imagen de coches voladores que teníamos de pequeños. En el mejor de los casos tenías un discman. Un armatroste de cuidado que al más mínimo movimiento no leía el CD y que tragaba pilas como pipas. Y luego estaba el recurso “mundano” las cintas de cassette. Que ahora dale tu a un adolescente un boli Bic y una cinta de cassette y pídele que descifre la conexión. Podrían pasar años.

Ahora mismo mi ahijada de 12 años me pide videojuegos de nombre impronunciable. Antes mi mayor anhelo (además del Robot Emilio y el coche a batería) era un estuche de mil apartados. De aquellos estuches rígidos, que tenían mil compartimentos que se abrían y en los que, realmente cabían 4 mierdas, pero lo petaban mucho en el cole.

¿Y los tazos? ¿Y los Pin y Pon? ¿Los gogos? ¡Cuántas madres/padres habrán gritado en la oscuridad clavándose uno de estos macacos en las plantas de los pies al pasar por la habitación de sus hijos! Y ¿los parques? Ahora tienen suelo mullidito. En los 90s te dejabas las rodillas en la gravilla o para poder subirte a los columpios tenias que esquivar charcos con barro hasta la rodilla. Eso sí era jugársela. ¡Ah, y pobre de ti que llegases a casa con las rodillas rascadas o la ropa sucia!