Los temazos éramos nosotras

Qué noches aquellas en las que la vida solo consistía en bailar 

 

Hace tiempo que veo caras tristes en la cola de reproducción. No es para menos. La playlist de Relax en casa lleva sonando desde marzo. Y vale que el premium de Spotify permite saltar de canción, pero yo lo que quiero es saltar de emoción. Que la música suene en otro dispositivo. En ese bar de viernes noche, la discoteca que nos pille más cerca o cualquier garito de buena vida. Muy alta, en modo aleatorio y con mis personas favoritas. 

Echo de menos aquellas noches en las que la vida solo consistía en bailar. Ese momento en el que tu amiga te cogía del brazo y pronunciaba las tres palabras mágicas.Tía, nuestra canción”. Ojalá volver atrás y responderle que, en realidad, era mucho más que eso. Una vía de escape, nuestra forma de parar el tiempo y cualquier runrún en nuestras cabezas. Entonces sonábamos muy alto y muy felices. A saltos, gritos, risas y abrazos. El temazo éramos nosotras y no lo sabíamos.

Hasta Cupido tiene ganas de volver a las discotecas y mira que por ahí él no estaba muy bien visto. Se ve que está hasta la flecha de las apps de citas y, para qué nos vamos a engañar, yo también. Será que soy más de cruzar miraditas recién creadas que likes a fotografías publicadas hace meses. La de miradas de fiesta y flirteos bailongos que nos estamos perdiendo. Si antes nos dolían los pies de dar putivueltas, ahora el que sufre es nuestro dedo de tanto deslizar hacia la izquierda. Y nuestro ego, claro, de fijarnos solo en lo superficial. 

Bailar una canción a solas es como comerte un croissant sin chocolate. Está bien, pero le falta algo. Las luces de discoteca que disimulan mi arritmia. La cistitis saludándome desde la tapa del váter mientras hago pis en cuclillas y algunas ya no tan desconocidas me sujetan la puerta. El ruido viniéndose arriba al ritmo de tanta emoción. La euforia calándome las pulsaciones. Y sobre todo y para siempre, ellas. Nuestra amistad sí que es un temazo y me muero de ganas de bailarla hasta el suelo. Y aunque por ahora nos toca guardarlas y añadirlas a la cola, estoy segura de que serán reproducidas por todo lo alto en su debido momento.

Vanesa Maillo (@maillonesa)