Todo el mundo habla de que la edad de pavo es malísima porque estamos insoportables no nos entendemos y ese bla, bla, bla archiconocido y repetido hasta la saciedad, pero, ¿y qué pasa cuando cumples 30? Pues que a esa edad, por una fuerza terrible desconocida los que se vuelven insoportables son los demás.

A la gente le entra la prisa por tu vida, por todos esos planes que no estás haciendo y que, bajo su punto de vista, deberías. No te lo dicen abiertamente, pero escuchas los cuchicheos, percibes las miradas y cambia la actitud de los demás hacia a ti. Y ese momento ocurre en el preciso instante en el que el reloj marca las 00:01 de tu nueva década, el crédito de poder llevar una vida estimulante y creativa se ha acabado. 

La sociedad ha cambiado, y estoy firmemente convencida de que los treinta son los nuevos veinte por muchos motivos.

Los trabajos mal remunerados, la inestabilidad y esta sociedad en constante evolución nos obliga a llevar una vida que generaciones anteriores a la nuestra tenían a los veinte. ¿O es que acaso tenemos que vivir siempre lo malo? Si nuestros trabajos son una m**rd*, al menos que nos dejen tranquilos si queremos estar todo el fin de semana viendo el catálogo entero de Netflix, o ligando en Tinder, Grinder… Covid 19 mediante, claro. 

Pero llegados a este punto, aunque a los treinta tengas un trabajo “estable” y una pareja con la que lleves más o menos un “tiempo prudencial” vienen las siguientes preguntas (¡atención!, léelas con retintín). «¿Y para cuándo la boda?». Si ya te has casado «¿y para cuándo los niños?». Si tienes ya uno «¿Y para cuándo el segundo?». Y yo me pregunto… ¿De verdad? ¿Por qué tenemos que aguantar esto?

Haré mi vida lo que me dé la real y absoluta gana que para algo es mía y no tuya, «¿no crees?». Pero claro, callas por educación, porque otra cosa no, pero educada eres un rato, o no, eso es lo de menos. El caso es que llega el día en que una persona de esas, de las que te dicen/hacen comentarios incómodos te pillan con el día cruzado y recibe su merecido y el de los demás, todo junto, cual post adolescente que acaba de cumplir los veinte.

Pues eso, que lo que yo decía, que los treinta son los nuevos veinte, y si no, a las pruebas me remito.

¡Ah! Por cierto, que como este es mi primer artículo me he emocionado y no me he presentado, mi nombre es Bea, y estoy encantada de estar por aquí. Y sí, soy una treintañera que está viviendo por segunda vez los veinte, aunque creo que de eso ya te habrás dado cuenta. 

Un abrazo,

Bea Gant