Me maquillo desde que tengo uso de razón. En estos años (tengo ya casi 30) me he convertido en una experta e invierto muchos euros al mes en conseguir todo tipo de productos de belleza para seguir innovando, además de comprar los clásicos de siempre que me hacen sentir más segura. Y es que para mi el maquillaje es una afición, pero reconozco que también es una necesidad.

No dejo que nadie que no sea de mi familia me vea con la cara lavada del todo. La base y los polvos tienen que venirse conmigo hasta cuando voy a por el pan. Y si una noche triunfo y acabo en casa de algún chico, he llegado a ponerme el despertador para levantarme antes que él y poder ir al baño a retocarme sin que me vea.

¿Estoy loca? Probablemente. Pero se me ha metido en la cabeza que mi cara al natural da miedo, y que si puedo mejorarla… ¿para qué voy a enseñar su versión original?

Siempre llevo maquillaje en el bolso y mi mayor pesadilla es quedarme encerrada en algún sitio y no tener acceso a mis potis. Sin él me siento desnuda, indefensa y sobre todo insegura. Sin mi antiojeras y mis pestañas llenas de rimmel soy incapaz de mirar a la gente a los ojos.

Sé que tengo un problema y he pensado en pedir ayuda. Desde niña siento que tengo una imagen distorsionada de mi misma. Mis amigos me dicen que soy guapa y tengo una piel bonita, pero yo me saco defectos constantemente y me siento un adefesio al lado de mis amigas, preciosas todas ellas, con o sin maquillaje.

Alguna vez me he propuesto salir a la calle sin maquillar, pero según abro la puerta del ascensor me pongo nerviosa pensando que me va a ver alguien conocido y vuelvo corriendo a tapar mis ‘defectos’ con bien de pote. Son nervios reales, os juro que me empieza a doler la barriga y me cuesta respirar. Estoy cansada de pasarlo mal y no poder ser yo misma.

¿Creéis que ha llegado el momento de pedir ayuda

Anónimo