Me encanta el sexo, pero me da pereza

 

Amigas de WLS, acudo a vosotras y a vuestra inmensa sabiduría.

Necesito saber vuestra opinión con respecto a un tema que llevo arrastrando una temporada y que está empezando a afectar a mi relación de pareja.

No debería ser difícil de solucionar, pero se me está haciendo bola.

El caso es que, de un tiempo a esta parte (y el tiempo son ya unos cuantos años), si mi marido no se pone insistente casi no tendríamos relaciones.

Sin el casi.

No las tendríamos.

Jamás.

Creo que, si por mí fuese, no volveríamos a hacerlo.

Me encanta el sexo, pero me da pereza
Imagen de cottonbro en Pexels

Y no penséis que se debe a que tengo algún tipo de impedimento físico, que sufro dolores ni nada similar, porque no es así.

A mí me encanta el sexo, pero me da pereza…

Es que es terrible, ¿verdad?

Es como si dijese que me encanta ser rica, pero que me da fatiga sacar el dinero que guardo debajo del colchón.

O lo mismo esa comparación es una mierda, no sé si me entendéis o no.

Yo tampoco me entiendo.

No entiendo por qué me cuesta tanto ponerme a ello. Por qué prefiero dormir, poner excusas e incluso evitar los momentos que propicien la intimidad.

Es muy fuerte y lo negaría ante un juez, sin embargo, confieso que huyo cuando le veo las intenciones a mi chico. He cogido incluso la costumbre de acostarme más tarde que él.

Espero a que se duerma para irme a la cama, porque si voy con él y se me pone retozón, o me siento obligada a encontrar unas ganas que no tengo por ninguna parte (me obligo yo solita, no me malinterpretéis); o le rechazo y me siento mal durante días.

Porque esa es otra, si él me rechazara a mí la mitad de la mitad de las veces que yo se lo hago a él… No quiero ni pensar el efecto que eso tendría en mi autoestima.

Así que me mortifico cuando me puede la flojera.

Y ¿qué pasa cuando lucho contra ella?

Pues que disfruto como la que más.

Me cuesta horrores empezar, pero, una vez que lo hago, lo paso pipa.

Y con las endorfinas recorriendo mi cuerpo me pregunto por qué coño no follamos más a menudo. Me prometo a mí misma que lo vamos a hacer más y mejor.

Que voy a volver a ser la chica fogosa que era cuando empezamos.

La que siempre estaba dispuesta, la que le buscaba. Y siempre le encontraba.

Me digo que al día siguiente voy a ser yo la que dé el paso. Lo visualizo y lo recreo con regocijo.

Pero se me pasa el subidón, vuelvo a mis niveles normales.

Me instalo de nuevo en mi mierda de nivel de energía, pasa el día y no surge ni lo fuerzo.

Y pasa otro día, otra semana…

Y así hasta que se dé otro momento en el que mi deseo de corresponder al chico que adoro sean más fuertes que las de dormir, descansar o simplemente pasar de todo.

Porque le quiero, me gusta y me pone.

De modo que no entiendo por qué, si me encanta él y me encanta el sexo, me da tanta pereza.

 

¿Alguien lo entiende?

Anónimo

 

 

Envíanos tus historias a [email protected]

 

Imagen destacada de cottonbro en Pexels