He sido un poco capullo. Lo sé. Aunque, en mi defensa, he de confesar que muchas veces ha sido sin querer. Poco a poco, gracias a mis amigas (no sé cómo, pero sigo teniendo) y sus menciones (@) en los posts de Facebook de esta página, he aprendido -poco a poco- a ser mejor tío; especialmente, y como reto personal, me he propuesto ser mejor ex.

Sin ánimo de parecer un presumido, he tenido muchas parejas. “Parejas”, véase aquella persona con la que sales un par de semanas. ¿Rolletes? Bueno, no colguemos etiquetas. Digamos que muchas mujeres me consideran su “ex” y no he sabido estar a la altura casi nunca. Es tan patético como suena.

En lo que encuentro a mi compañera definitiva, o al menos que me dure hasta que estrenen la segunda temporada de “Los anillos de poder”, no quiero seguir dejando un reguero de víctimas inocentes de mi masculinidad tóxica.

Lección 1: dejarlas en paz

Buah, he de reconocer que antes, cuando me picaba un huevo, abría WhatsApp y daba por culo: “Hola, ¿qué tal?”, “¿Te hace tomar algo?”, “¡Cuánto tiempo! ¿Nos ponemos al día?”. A veces, quedaba y eso que me llevaba; otras, simplemente tocaba los cojones. Sabía que la destinataria de mi mensaje se iba a pasar el día rayada y eso me daba “vidilla”.

Maaal. Hay que dejar a la otra persona tranquila, que te olvide y que pase página para que pueda seguir con su vida. Que nuestro ego (o falta de autoestima) no nos nuble el raciocinio.

Lección 2: nada de sexo casual

No me escondo: todos los interrogantes del punto anterior, escondían un “y luego, si eso, follamos”. Sexo, sexo. Todo consentido. Si me apetecía, lo hacía. Fin de la historia.

Maaal. El sexo casual solo nos llevaba a enredar más aún nuestro “lo-que-fuese”. Ella se queda mosca; yo, también. Una corrida (o dos o tres) no compensa el dolor de cabeza que ganamos ambos tras el/los polvo/s -porque sí, siempre he pecado de reincidente-. ¿Tropezar con la misma piedra? Yo me doy contra las paredes como un robot aspirador sin rumbo.

Lección 3: los secretos son eso… secretos

Nunca jamás he sido de sacar fotos y enviarlas a los colegas. Lo juro por lo más sagrado, pero sí que es verdad que algún comentario he hecho. Te pido que empatices, por favor; quizá tú también has hablado de las medidas de la polla de un tío, ya sea por mínimas o sobredimensionadas o, incluso, de su agilidad en la cama. En cualquier caso, está maaal.

Maaal. Lo que surge en la cama se queda en la cama. Y ya no hablo solamente de intimidades sexuales, sino de secretos íntimos. Si la otra persona te confiesa que se caga en la bañera o que ha tenido relaciones homosexuales, no lo airees.

Lección 4 y definitiva: permite sanar

Si sumas las lecciones anteriores llegas a una conclusión final: deja de ser un tóxico (o tóxica) de mierda y deja sanar a la otra persona. Si la relación llegó a su fin, pues por algo sería… Pulular por ahí, follar y regar info privada es de ser una mala person.

Sé caballero, caballera, valora que formó parte de tu vida y sigue adelante sin joder a nadie. Yo estoy en ello, ¿crees que lo he logrado? ¿Qué me falta por aprender? ¡Iluminadme!

 

Anónimo