Años después de mi historia-no historia con el fontanero, comencé a hablar con un chico con el que nuestras conversaciones siempre acababan con erótico resultado. Nos contábamos cualquier fantasía confesable y no tan confesable y un día me contó que le encantaba pensar en mis bragas usadas, fantaseaba con la idea de masturbarse con ellas y me propuso dejarlas en algún sitio público para que él pudiese encontrarlas y llevárselas a casa.

Amigas, ese día llevé mis mejores bragas puestas con consciencia y ahínco, nunca había hecho un regalo tan personalizado y con menos esfuerzo y pensar en la idea de que al final del día llegarían a su destinatario me hacía sentir poderosa y sonreír traviesa durante toda la jornada.

Comprábamos en el mismo supermercado del barrio y ese fue el punto de recogida, preparé el paquete de las bragas con mi elixir y llegué al destino, en la puerta había un contenedor de recogida de ropa, pilas, aceite y lo vi el lugar perfecto para que mi chico pudiese encontrarlo pero lo suficientemente escondido como para que mi vecina del 4° no lo viese.

Sujeté mi bolsita con una bolsa de pilas para reciclar y le mandé una foto a mi compañero, tomó nota del lugar con la emoción de un niño que va a abrir los regalos de reyes.

El resto de la tarde esperé a que me escribiese cuando el paquete estuviese ya en su destino pero el mensaje no fue lo que esperaba:

«HAN VENIDO A COMPRAR MI MADRE Y MI HERMANA».

Mi cliente de bragas usadas vio, junto a su madre y su hermana, cómo pasaba ante sus ojos su fantasía más ansiada, ese paquete con mis bragas depositado para él en aquel contenedor y tuvo que ignorarlo y seguir hacia delante sin mirar atrás.

Una nueva fantasía frustrada, pensé yo, todo el día gestando mi mejor regalo para nada. Bueno, el sistema de recogidas del ayuntamiento hará lo suyo.

Dos días después pasé por delante de aquel contenedor que vio morir nuestra fantasía y miré con nostalgia PARA VER MIS BRAGAS EN EL MISMO SITIO DONDE LAS DEJÉ.

Virgen santa, corrí como si lo fuesen a prohibir, mis bragas seguían ahí para el deleite de cualquier ciudadano. Esperé pacientemente y simulando que estaba reciclando pilas cogí mi paquete con aquellas bragas y me fui pitando a mi casa con ese regalo de ida y vuelta que nunca llegó a su destino. 

 

Besos a todas!!!

 

Clara S.