Mi madre es mejor abuela que madre y me siento un poco celosa.

 

Les cuento que, aunque es una verdad incómoda, nunca me llevé bien con mi mamá. Sé que lo convencional y el deber ser entre madre e hija, es una relación estrecha y hermosa como de película, pero nunca fue mi caso. A menudo no estaba de acuerdo con su forma de hacer las cosas, y desde que tengo uso de razón hemos mantenido cierta distancia, aun viviendo en la misma casa. Las cosas cambiaron para mi cuando quedé embarazada, tenía mucho miedo de decírselo porque como siempre ha habido cierta tensión entre nosotras, pensé que lo tomaría de mala manera, o que quizás ni le importaría. 

Pues sucedió exactamente lo opuesto. Cuando le dije que estaba embarazada, fue la primera vez en mi vida adulta que recibí un abrazo de ella. Y los meses que estuve en estado, fue la mejor época de nuestra relación. Cocinaba para mí, no me permitía hacer ninguna tarea pesada, y esas cosas que me había recriminado en mi juventud, como dormir o comer demasiado, de pronto estaban bien y casi que me animaba a hacerlas. 

Cuando mi bebé nació insistió en ayudarme desde la primera noche, y así lo hizo, esa vez y de ahí en adelante. Lo calmaba con paseos, lo alimentaba, cambiaba el pañal y demás. Incluso llegué a pensar que pasaba tanto tiempo en sus brazos como en los míos, o puede que hasta más. 

Desde el primer momento fue la abuela más consentidora del mundo, y mi hijo naturalmente la ama. Aunque me alegra tener su apoyo en este camino con tantos baches llamado maternidad, tengo sentimientos encontrados sobre por qué no fue buena madre para mí, pero es una excelente abuela para mi hijo.

A menudo me pregunto cómo sería nuestra relación si ella me hubiese tratado con la mitad del cariño y la paciencia con la que trata a su nieto. Más allá de nosotras y nuestra interacción, no puedo dejar de pensar en cómo una crianza diferente y tratos como los que da a mi hijo, habrían influido en la mujer que soy. ¿Sería más cariñosa? ¿Mas feliz? ¿Menos desconfiada? Sé que por lo menos mi niñez y adolescencia habrían sido más fáciles. 

Siento celos y no me vergüenza admitirlo porque esta confesión es anónima, además de celos, a veces siento rabia porque mi señora madre tiene la osadía de cuestionar y criticar mi forma de crianza. Después de que un par de veces me hiciera perder la paciencia, y responderle de mala manera que ella conmigo era mucho peor, deja de juzgarme por un tiempo, pero el hecho de que no tenga respuesta y de que intente modificar sus actitudes por al menos unos días, me da a entender que sabe que tengo la razón. y después de darle muchas vueltas, llegué a la conclusión de que es consciente de sus errores, y quizás el sentir que no fue la mejor madre, la hace esforzarse el triple por ser una excelente abuela. 

Anónimo