Mi madre y mi suegra compiten a ver quién está más con mis hijos

 

Soy una de esas pocas mujeres con hijos que no tiene problemas para conciliar.

Increíble ¿verdad?

Pues así es, trabajo fuera de casa, viajo con relativa frecuencia, no me he tenido que reducir la jornada y no me paso el día corriendo de un lado para el otro. Mis hijos tienen la suerte de tener cuatro abuelos que los quieren más que a nada, que los cuidan y miman muchísimo y a los que pueden ver casi a diario.

Vivimos en una ciudad pequeña y, tanto mis padres como mis suegros, viven a menos de un kilómetro de nuestra casa.

Además, coincide que los cuatro, o bien están prejubilados, o bien son pensionistas. O sea, que están siempre más que dispuestos y disponibles para echarnos una mano.

Porque, claro, en este país la conciliación son los padres, es lo que hay.

Mi madre y mi suegra compiten a ver quién está más con mis hijos
Foto de Kampus Production en Pexels

Sé que somos muy afortunados. Para empezar, por el hecho de tener unos padres que gozan de relativa buena salud. Y, para seguir, porque adoran a nuestros hijos y se desviven por ayudarnos. Simplemente porque les encanta formar parte de la vida de los niños para mucho más que la típica comida familiar del fin de semana.

Lo cual es genial, aunque no está exento de inconvenientes.

¿Un ejemplo de inconveniente? La lucha de poder que existe entre las abuelas, ya que resulta que mi madre y mi suegra compiten a ver quién está más con mis hijos.  

De verdad, es agotador.

Tengo que andar midiendo siempre los tiempos porque como una semana se desequilibren, tengo movida.

No sé cómo lo hacen, pero se enteran siempre de todo. Me pillan a mí o a mi marido en un renuncio, les sonsacan información a los niños o da la puñetera casualidad de que una sorprende a la otra en el supermercado con los chavales.

Y encima como que se llevan la cuenta y van soltando pullitas e indirectas delante de mi marido o de mí. Entiendo que con la intención de que le pongamos remedio.

Juro que no sé si se creen que los niños las van a querer menos por esa media hora de diferencia al mes que se nos puede descontrolar o qué pasa. Pero esto viene desde que se me acabó la baja de maternidad del primero y, a ver, que el mayor ya tiene ocho años. Yo creo que ya se les podía ir pasando la tontería.

Pues nada, ahí seguimos, que parecen dos niñas a las que les sirves la bebida y van midiéndose los vasos para comprobar que tienen exactamente la misma cantidad de líquido.

No es la primera vez que medio se pelean porque abuela A se ha presentado en el parque el día que le tocaba recogerlos del colegio a abuela B o cosas por el estilo.

Mi madre y mi suegra compiten a ver quién está más con mis hijos
Foto de Mikhail Nilov en Pexels

Luego nos toca aguantar el chaparrón a mi marido y a mí, según quién sea la damnificada. No es que nos vengan reclamando nada, solo faltaría. Pero casi es peor porque tiran de chantaje emocional que, aunque ya estamos duchos y sabemos cómo ir capeando el temporal, lo cierto es que toca un poco la moral.

 

Mi madre y mi suegra compiten a ver quién está más con mis hijos

 

Así que sentimos la presión de estar supermegapendientes de que ninguna pase ni medio minuto más que la otra con los peques. O de corregirlo enseguida cuando esto sucede, por el motivo que sea.

Es una mierda pinchada en un palo, sí, pero lo hacemos porque no sabéis lo que es aguantarlas cuando se juntan y están celosas por esta movida.

Ya solo por evitar escuchar cómo se las tiran mutuamente fardando de lo bien que conocen a sus nietos y contando anécdotas que atestiguan lo mucho que las quieren, merece la pena cuidarse de que no ocurra.

En serio, me ponen de los nervios.

Las dos, no os creáis que cada uno toma partido por su madre.

¿Alguien ha pasado por lo mismo y sabe cómo ponerle remedio?

 

 

Anónimo

 

 

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