“¿No crees que te pasas? ¡Solo es un perro!”

La de veces que tengo que escuchar ese comentario cuando hablo de lo más preciado que tengo en mi vida.

Cuando alguien comenta algo así, te dan ganas de decir: “Y algunas personas son solo eso, personas”, pero claro, no a todos les llegaría el toque despectivo con el que lo digo.

Siempre me ha llamado la atención el hecho de que hay gente que se ve que no le parece bien que ames tanto a tu perrete, pero no sé si es por envidia, por celos o solo mera incomprensión.

Hace poco estaba contando que para mí mi perri era mucho más que un animal de compañía. Es alguien que siempre ha estado a mi lado para lo bueno y para lo malo y que es la única que sabe sacarme una sonrisa en días de pura y absoluta mierda.

Sé que va a sonar de locatis, pero me encanta hablar con mi pequeña, me escucha con más atención que cualquier amiga y yo quiero creer que en el fondo me entiende.

Todo esto viene porque estaba planeando mis vacaciones y en ellas siempre va mi perra Leia. Trazo rutas interesantes para ambas, escojo hoteles o alojamientos donde admitan perros y yo sepa que ella va a estar a sus anchas y le preparo alguna sorpresa como ir a un parque acuático de perros.

Una amiga me escuchó emocionada todos mis planes y me comentó que le daba demasiada importancia a un animal que ni siente ni padece.

¡Ella sí que es una insensible! ¿Cómo puedes decir eso?

El caso es que a veces me planteo que me gustaría más tener un grupo de perretes para salir por ahí que amigas que no entiendes que cada uno tiene unas prioridades distintas.

¿Desde cuándo nos hemos vuelto tan indiferentes?

Hace poco estaba comentando que sé que me va a afectar cuando mi perra no esté y una amiga me dijo: “si yo he superado un aborto, lo del perro es una estupidez”.

No voy a ser yo la que diga que no puede que tenga razón, porque perder un bebé no debe ser cosa fácil, pero muestra un poco de comprensión porque hay mucha gente a la que le cuesta superar este proceso.

Ya no es solo por los recuerdos que te vienen en mente, sino porque ya tienes trazada una rutina con tu peludo que, cuando ya no esté, tu vida no será igual de divertida y no estará de la pata de la mejor compañía.

Por eso, afirmo y me reafirmo en que mi perra me entiende mejor que muchas amigas, porque no juzga, critica ni comenta qué debería hacer, solo intenta disfrutar de todo lo que nos podemos aportar la una a la otra sin pedir nada a cambio.